La inmensa pasión de Judith López

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Por Roberto PELÁEZ

La jovencita Judith López cuenta los días que la separan de mayo y no puede ocultar su alegría, “quiero que llegue el momento de obtener mi Maestría en Trabajo Social, pero no estoy desesperada, comprendo perfectamente que estoy más cerca de la fecha de recibirme que cuando comencé mis estudios”, destaca.

Con 25 años, la hija de Gaspar y Rocío, ambos oriundos de Oaxaca, México, comenta que crece entre San Bernardino y la propia Oaxaca, “creo que soy de los dos lugares, apunta, hasta que mis padres vienen a Las Vegas en busca de mejores opciones laborales... entonces también soy un poco de Las Vegas”, explica.

“Me gusta mucho eso del Trabajo Social, de ayudar a personas que enfrentan problemas, comenta la entrevistada, sobre todo a quienes tienen dificultades con su salud, que para mi es lo principal”, añade.

Siempre alegre, con una sonrisa a flor de labios, López considera que “la alegría, está demostrado, ayuda a tener una mejor salud, es mejor reír, acercarse a las personas con una sonrisa, contagiarlas con un buen estado de ánimo, y claro, darles cariño”.

A López nunca le paseo por la mente practicar algún deporte, sin embargo hace alrededor de seis meses, por embullo de una sobrina, conoce lo que considera que es su otra pasión, el judo, es cinta amarilla, el segundo escalón después de la cinta blanca.

“Me encanta el judo, dice, considero que todas las niñas debían practicarlo, o al menos conocerlo, ayuda mucho con la disciplina, la fuerza de voluntad, a crecerse ante las dificultades, ante rivales con más experiencia y a veces hasta más fuertes... creo que a todos nos gusta probar nuestras fuerzas, saber hasta dónde podemos llegar, y no tengo dudas, el judo es una excelente opción.

No puede ocultar su orgullo cuando menciona a su hermano, es el primero de nuestra familia en asistir a la universidad, para mi es un ejemplo, estoy convencida de que hace un gran esfuerzo, y yo voy a ser la primera de la familia con una maestría”, apunta y suelta una sonrisa de esas que hacen temblar las paredes.

“En mi opinión, externa, tomar clases para ser trabajadora social es muy importante, se imagina, sostiene, poseer las herramientas -gracias a los estudios- para ayudar a otras personas a encausar sus emociones, apoyarlas en su lucha por hacer realidad sus aspiraciones.

“Creo que un trabajador social incide de manera considerable en el bienestar de otras personas, y eso (digo yo) hace a una mejor ser humano; lo que una estudia le permite llegar de manera positiva a otras personas, a familias, a grupos, a una comunidad; lo mejor, agrega, es unir las herramientas que te proporcionan los profesores, los libros, con tu vocación, la pasión de ayudar... es muy bonito”, precisa.

Con apenas seis meses ligada al judo, Judith López muestra un palmarés impresionante, acumula tres medallas de oro, una de plata y dos trofeos.

“En Palo Alto, California, se celebra la primera competencia a la que asisto y ganó medalla de plata, expresa, luego voy al Torneo Nacional de Invierno, y ganó medalla de oro, y hace tan solo unos días asisto a la competencia efectuada en San Fernando Valley, también en California, regreso con dos de oro y un trofeo.

“Lo mejor, asegura, es que en este último torneo le gano a una judoca cinta negra, algo que nadie podía imaginar, pero seguro usted recuerda lo que le platico de la fuerza de voluntad y demostrar lo que una aprende de sus maestros”.

 

Se despide “aun tengo que ir a la universidad y al dojo, dice, me espera el sensei (maestro) Sergio Sánchez para ver mi trofeo... y a finales de febrero viene un campeón cubano a platicar de judo, estoy emocionada, pero no desesperada”.  

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