La gran victoria de Silvia Scrigna... Superó el cáncer de útero

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Por Roberto PELÁEZ

Hace unos seis años la inquieta argentina Silvia Scrigna consigue una gran victoria. Sí, afirma, no hay dudas de que obtengo lo que considero un triunfo rotundo, impresionante, tras varios meses llenos de ansiedad y tensión, lejos de mi familia... entonces -respira profundo- en medio de todo aquello que me toca vivir le gano la batalla al cáncer de útero.

Residente en Estados Unidos desde 1968, recuerda cuando le diagnostican la enfermedad, fue como si el mundo se me viniera abajo, recuerda, con una madre anciana, de 95 años, ciega, es algo tremendo, abunda. Cuando me entregan los resultados de los análisis con aquel resultado estremecedor, que estremece, me pregunto: cómo ha podido ser, por qué a mi, qué hice.

Sin embargo Dios no me falta, me envía un ángel, afirma, a través de una amiga en Argentina, platicamos y cuando le digo del cáncer, sólo atina a decirme, tienes que venir a operarte aquí, tenemos problemas, pero los hospitales son gratis. 

Hace muchos años no vivo en Argentina, no tengo seguro médico ni nada, le argumento incrédula. Es gratis para todos, responde categórica mi amiga y me deja sin argumentos, recuerda. 

Viajo al país con un montón de preguntas en mi cabeza, pero dispuesta a ocuparme más que a preocuparme, a dejarlo todo en manos de Dios y los médicos, destaca. Compruebo también que una buena amiga es sencillamente algo que no tiene precio, me colma de atenciones, es como una hermana que deviene en medicina, sostiene. Me percato que necesito todas mis fuerzas, mi empuje y entereza, asirme de Dios, abunda.   

Madre de tres hijos, casada con el peruano César Colón, valora como ha cambiado todo. Cuando llego a este país, a finales de los 70, apenas hay latinos acá, apenas se habla español, hoy la realidad es muy distinta, por eso, afirma, me gusta tanto ayudar a la comunidad.

Más que lo vivido de agosto a diciembre del 2012, acota, de todo aquello de mi enfermedad, de la estancia en el hospital, prefiero sólo acariciar ideas positivas, pensar que con mi amiga gano a una hermana; reflexiono sobre el desvelo y profesionalismo de los médicos, en los años en que gracias a Dios disfruto a mi madre, en el apoyo de mi esposo y mis hijos, resalta con un brillo especial en la mirada.

Agradezco que tengo fuerzas para vivir, para ayudar en asuntos de inmigración, aconsejar a la gente que necesita estar informada, comenta con optimismo; reconozco que todos tenemos problemas, de un carácter u otro, pero hay personas que tienden la mano... me alegra estar en el grupo de quienes pueden dar un consejo, informar, sugerir lo que es mejor, sea para algo relacionado con la salud, a través de la terapia con flores, o colaborar como a finales del año pasado, por intermedio de Unión Latina, cuando ofrecimos 300 cenas a personas necesitadas.

A una pregunta de El Mundo, indica, leo mucho, me gusta estar actualizada sobre diferentes asuntos, y me apasiona esto de la homeopatía, sobre todo en lo relacionado con las flores, las pequeñas dosis que se utilizan para prevenir o combatir determinada enfermedad, es algo apasionante.

 

Hago las llamadas “Flores de Bach” que son una serie de esencias naturales que empleamos para tratar situaciones emocionales que van desde la soledad, el miedo, la ansiedad, la desesperación, la obsesión, la desesperación, la depresión, es algo muy bonito, y más bonito aún cuando vemos que el paciente mejora. Hay muchos remedios naturales que pueden usarse para enfrentar disímiles problemas emocionales, resalta.

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