Graduada Cristine E. Correa, premio a la constancia y el esfuerzo

 

Por Roberto PELÁEZ

El camino al éxito depende de la pasión que pongas en él.

“Por cuatro estudié sin descanso y al mismo tiempo trabajé tiempo completo en el Colegio de Graduados (UNLV Graduate College) ya que era mi sueño tener un título universitario y seguir los pasos de mi mamá, hermano y abuelita”.

Las palabras corresponden a la joven Cristina Correa, quien no cabe en sí de contenta, tras graduarse de Interdisciplinary Social Studies and Sport Leadership Management degree, en la Universidad Nevada Las Vegas (UNLV).

“Sacrifiqué mucho tiempo, señala, de poder salir con amigas y divertirme, pasear, conocer otros lugares, sin embargo considero que valió la pena, pues por encima de todo hago sentir muy orgullosa a mi familia por mis logros académicos, además, doy gracias por haber tenido la oportunidad de hacer realidad mis sueños, mis aspiraciones, eso es algo significativo”, dice sonriente.

La entrevistada tiene presente lo relevante de la educación, “estoy convencida de que influye en el avance y progreso de las personas, de las comunidades, las ciudades, además de los beneficios que trae consigo, en mi caso resta poner en práctica lo aprendido, hacer valer las herramientas, además, los conocimientos no sirven de mucho si no somos capaces de transmitirlos a otras personas”, subraya.

Otro aspecto que la recién graduada tiene en cuenta es el ejemplo, y ese, no hay dudas, los ha tenido muy cerca... ha podido contar con un excelente espejo donde mirarse, no le han faltado las palabras de aliento para seguir adelante.

“Durante varios años, resalta, para muchos jóvenes a punto de graduarse de high school mi mamá (Flor Cardona) fue una guía, una amiga siempre dispuesta a ayudar, a aconsejar, y llegado el momento no se limitó a asesorar, predicó con el ejemplo hasta graduarse en la universidad.

“Sin dejar de trabajar, de atender la casa, enfatiza, mi mamá fue una estudiante sobresaliente en UNLV, dejó una huella por su dedicación, sus éxitos tanto en lo personal como en lo profesional, y lo mejor es que muchas personas se le acercan para agradecerle, y eso también me llena de orgullo.

“Lo mismo puedo decir de mi abuelita, apunta, quien se graduó con honores en Mérida, Yucatán, obtuvo dos licenciaturas y una maestría, ella ha sido para nosotros una especie de rector, alguien que da el ejemplo, guía, alienta, siempre me dice que ‘el triunfo es de los que se sacrifican’, las trayectorias de mi mamá y mi abuela han sido algo a imitar, ellas me han dado lo mejor, que es el ejemplo, son una digna herencia.

 

“No puedo dejar de mencionar a alguien a quien considero también un pilar, mi hermano Carlos, estudiando, con dos trabajos, con poco tiempo para el descanso... lo que he aprendido de él, su inestimable apoyo, sus consejos, me incitan a esforzarme al máximo, por eso lo admiro tanto y me alegra que seamos tan unidos”, concluye. 

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