Cuando la sensibilidad se apellida Romero

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Por Roberto PELÁEZ

Platicar con ella es como desnudar el alma, como ver lo mejor del ser humano, tal es la sensibilidad de Dina Romero, la mujer -salvadoreña por más señas- que en enero del 2018 funda ‘Tené Fe’ para alentar a quienes han perdido a ser querido.

Y es precisamente esa sensibilidad la que lleva a Romero a estudiar enfermería en su natal San Miguel, segunda ciudad en importancia en el pequeño país centroamericano de El Salvador.

“Laboro en el Hospital San Juan de Dios, en San Miguel, durante 18 años, allí, en uno de mis turnos de trabajo, recibo a mi mamá enferma, la llevo a entubar... lamentablemente fallece, y eso me deja un trauma que aun me acompaña”, comenta.

Madre de un varón y dos hembras, reside desde hace 15 años en Las Vegas, donde pierde en un accidente de tránsito al primero, un golpe terrible, una de esas heridas que no cicatriza nunca.

“El dolor, saber que otras personas pasan por la misma situación, me lleva a fundar ‘Tené Fe’, para alentar, brindar algún alivio a quienes ya no tienen a su lado a un ser querido.

“Primero como enfermera, dice, y luego desde la incipiente organización que va a cumplir tres años en enero, conozco de cerca el dolor; claro que adoro a mis hijas, vivo orgullosa de lo que han logrado a fuerza de trabajo, sin embargo todos los días pienso en mi hijo, no exagero si digo que su sonrisa, su alegría lo llenaban todo”, afirma.

“Sólo tiene 31 años, cuando me dan la noticia de que ha fallecido víctima de un accidente de tránsito... mi corazón se parte en mil pedazos... en aquel momento siento que pierdo la mitad de la vida, esa vida que reconozco cambia para siempre luego de aquel golpe terrible”, explica.

“Tengo que sacar fuerza de flaqueza, apunta, seguir adelante, por mis hijas, por mi esposo, por esta comunidad a la que admiro y quiero; ese amor por la gente se lo inculco a Silvia y María José, ellas se involucran en muchas actividades comunitarias, más en estos tiempos de COVID-19, han repartido despensas a personas necesitadas”, significa.

“En medio de un proceso de extrema aflicción, de dolor, cuando una se olvida de las hijas, su esposo, encerrada en mi propio mundo, es cuando tengo la idea de que la mejor manera de honrar la memoria de mi hijo es formar un grupo de apoyo para alentar a otras personas, y alentarme yo misma, así ve la luz ‘Tené Fe’, era la frase preferida de mi hijo.

“Para mi la oración es la mejor medicina y Dios es el mejor doctor, advierte, siempre platico de ello con personas que se acercan a ‘Tené fe’ o somos nosotras quienes las buscamos porque sabemos que atraviesan un momento en extremo difícil... una mano sobre los hombros, unas palabras de aliento, un abrazo, siempre resultan como un bálsamo cuando nos invade la tristeza. Hace falta mucha sensibilidad.

“No se imagina cuánto alivio interior siento cuando aliento a otras personas, comprendo que mis palabras, mi apoyo, enfatiza, sirven de algo, sé que cuando alguien se va, falta, la tristeza se apodera de sus allegados, entonces es preciso ser sensibles y respetuosos, en medio de eso se impone encontrar las palabras precisas que aligeren el dolor... le aseguro que en esos momentos es muy difícil encontrar las palabras idóneas, ajustadas”.

 

Platica de El Salvador, el orgullo que siente por sus raíces, el cariño por la comunidad salvadoreña residente en el valle “asisto a las actividades, dice, ahorita afectadas por el Coronavirus, pero llevo muy dentro lo que es mío por derecho propio, lo que heredo de mis padres, de mis abuelos, el inmenso amor por el ‘Pulgarcito de América’, su gente, los paisajes, su poesía, su magia, y eso es algo, agrega, que una a veces no sabe ni cómo explicarlo, y es que lo llevamos muy dentro”.

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