Cuando el amor se apellida Moreira

Por Roberto PELÁEZ

La mexicana Mirna Moreira, quien reside en Las Vegas desde hace más de 20 años, mira atrás y se apodera de ella un sano orgullo, la satisfacción de hacer por los demás sin escatimar, sin mirar a los lados, lo que la hace crecer como ser humano.

Oriunda del estado mexicano de Puebla, deseosa de salir adelante, de aprender, estudia secretaria ejecutiva y programación de computadoras.

“Creo que nunca es tarde para estudiar, aprender algo nuevo, sin importar la edad, apoyándose en el apoyo familiar y la fuerza de voluntad, el creer firmemente que no hemos llegado a la meta”, resalta la entrevistada, con una alta dosis de optimismo.

Es precisamente su afán de conocer, de hacerse de las herramientas necesarias para ayudar a otras personas de la mejor manera, la que la lleva a estudiar bioneuroemoción y biodesprogramación.

“¿Qué decir de la educación? Se pregunta, y sin pensarlo mucho ofrece sus impresiones: “la educacion te libera de la esclavitud, es preciso estar bien informados, impulsar a los hijos que estudien, siempre he dicho que una mujer feliz, es una familia feliz, porque ella es clave del bienestar”.

No le falta razón a esta mujer todo entrega, es precisamente a través de la educación que la mujer pone a un lado años, muchos años lamentablemente, de opresión y abuso, de desigualdades e injusticias.

“Lo que aprendo, dice, me permite trabajar en lo que me gusta, ofrezco terapias a personas que lo necesitan, enfocada más que todo en el aspecto emocional”, resalta.

Moreira es la menor de ocho hermanos (cinco hembras y tres varones), tiene dos hijos: Claudia Andrea y Alejandro, que en gran medida también la llenan de orgullo, de ese sano orgullo que reporta ver crecer a los hijos y que éstos sean buenas personas.

Ella es de las personas que considera: “de nada vale estudiar, conocer, si todo lo lo aprendido no se trasmite a otras personas, si no se utiliza para ayudar al bienestar de la gente”.

Enamorada de su familia, de la comunidad, de la cocina, de las tradiciones mexicanas, de sus estudios, sostiene vínculos con todos, da lo mejor en organizaciones para ayudar a víctimas de violencia doméstica o sexual.

“Participo en la pieza teatral ‘Monólogos de la vagina’, acota, me sumo a Safe Faith United, a través de la Ventanilla de Salud del Consulado de México aporto mis conocimientos en la lucha contra la diabetes.

“Trabajo en ‘Alliance Against Diabetes’, apoyo a la comunidad a través de la salud”, subraya. Sobre la cultura mexicana, expresa: “al traer las costumbres a este país, el arte culinario (por ejemplo), es muy bueno porque nuestros hijos entienden de las dos culturas.

“Aquí conozco la esencia de estados como Sonora, diferente al centro de la República Mexicana; es muy importante conocer la diversidad de culturas.

 

Y sostiene:  “Vivo agradecida, cada día es un aprendizaje, comparto con personas maravillosas... Las Vegas (mi ciudad de ensueño) que amo y respeto, no olvido a mi México querido; en estos momentos tenemos que ser fuertes, amarnos y respetarnos como seres humanos, eso es lo mejor, ir por la vida dando amor”, concluye.

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