Cinthia Rodríguez... La colosal manera de reinventarse

Por Roberto PELÁEZ

Oriunda de Nueva Italia, en el estado mexicano de Michoacán, la joven Cinthia Rodríguez mira atrás y su vida le parece una pesadilla.

“Tuve momentos, dice, en que pensé quitarme la vida, todo era tan feo y triste...”, destaca. 

Criada en un ambiente de violencia, consumo de drogas y alcohol, víctima de abuso sexual siendo una niña, con una infancia y adolescencia que estremecen, sorprende que se las ingeniera para reinventarse.

“Aquella vida me parecía -y también a mis hermanas- como lo más normal, no concebíamos entonces que hubiera otra vida”.

A los tres o cuatro años de edad la llevan a Morelia, tras ser regalada o vendida por su madre biológica a la mujer a la que por años llamó mamá. “Nunca tuve leche materna, solo biberón (lo que en México muchos llaman mamila).

Con cuatro hermanos biológicos -uno de ellos asesinado-, reconoce que su madre adoptiva (Carolina) crió a 11 niños, y no fue hasta que ella misma cumplió 8 cuando se enteró que Carolina en realidad no era su madre.

“Aún hoy no encuentro explicación cuándo me pregunto por qué adoptaba tantos niños, sé que tenía en Nueva Italia una cantina-prostíbulo y por lo general adoptaba a los pequeños que parían sus empleadas, sin embargo no entiendo del todo, sin pretender juzgarla”, resalta Cinthia.

Sale a relucir en la plática que Carolina se enamora de un hombre llamado Antonio, quien ante la inclemencia del tiempo en Nueva Italia la convence para moverse o trasladarse a Morelia.

“Entonces mamá (Carolina) viaja con frecuencia a Nueva Italia, donde tiene su negocio, lleva con ella a los más pequeños, los otros quedamos con Antonio... este hombre, si se le puede llamar así, abusa de mí tres veces; hoy no sé si vive, pues entonces era bastante mayor, nos amenazaba que no podíamos decir nada a Carolina, quien dicho sea de paso siempre nos defendió y protegió a su manera, auqnue nos daba unas golpizas terribles.

“Uno de mis hermanos (José)sorprende a Antonio cuando intenta abusar de mí, tienen una confrontación, y a partir de ese momento le hace la vida imposible, a tal punto que mi hermano tiene que irse de la casa”, añade la entrevistada.

Casada a los 16 años, madre de un niño prematuro, pareja de un hombre -tan joven como ella- acusado de asesinato, Cinthia encaró muchas dificultades, situaciones por las que ninguna niña debe pasar. Gracias a Dios consiguió llegar a Estados Unidos en mayo de 2014, acompañada de su pequeño. 

“El oficial de Inmigración en Tijuana no creía que Anthony fuera mi hijo -por mi juventud-, estaba decidida a entregarme y solicitar asilo, escapar de todo lo que había vivido, la violencia, las amenazas, iniciar una nueva vida en Estados Unidos. Tras horas que se me antojaron interminables nos llamaron, revisaron nuestros documentos, nos trasladaron a un hotel en San Diego, me entregaron a familiares que fueron a buscarnos y residen en esta ciudad de Las Vegas”, recuerda Cinthia.

Acaba de escribir su ópera prima Tu historia Mi historia. Una lectura estremecedora.

 

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