Por Roberto PELÁEZ
“Ignoramos nuestra propia estatura hasta que nos ponemos de pie”.
Emily Dickinson
La modestia no le cabe en el pecho a esta mujer, se multiplica, está aquí, allá, en la casa, el trabajo, atiende a los niños, al esposo, pero lo resume en pocas palabras: “no hago nada del otro mundo, muchas hacen lo mismo, y más”, advierte Benedic Guzmán.
Oriunda de Pericón, municipio de Tecoanapa, en el estado mexicano de Guerrero, desde hace 19 años reside en Las Vegas, “cocino, limpio, lavo, plancho, a veces llevo los niños a la escuela, les reviso las tareas, ayudo a mi esposo en el trabajo, nada que ninguna mujer no haga”, apunta sonriente.
“Es una mujer hacendosa, se esmera en que todo esté bien, no sé de dónde saca tiempo, bueno, ellas tienen un don, una habilidad para hacer varias cosas a la vez... valoro mucho su ayuda, no tengo dudas de que sin su colaboración todo fuera más difícil, siempre tiene una actitud positiva”, resalta el esposo, quien apunta que #él labora desde los 11 años, “perdí a mis padres y aprendí lo relacionado con la panadería, salí entonces a buscar la vida, sin dejar de estudiar”, precisa.
“Es verdad que es complejo, el tiempo pasa muy rápido, pero tengo claro que debo ayudar, cerrar filas con mi esposo para salir adelante; mis niños son muy solidarios, les enseño y me ayudan con algunas tareas de la casa, recogen sus juguetes, sus ropas, es algo que ellos me adelantan, más la habilidad para en pocos minutos tener lista la comida, a veces la adelanto por la noche, hay que ganarle tiempo al reloj, pero nada del otro mundo, que no hagan todos los días otras mujeres”, asevera Guzmán.
“Temprano llevo los niños a la escuela, voy y compro algunas cosas que hacen falta en la panadería, ayudo un poco, regreso a la escuela, atiendo la casa, usted sabe, lo que hacemos todas, entrego pan a algunos clientes, así vamos, entendemos que la familia, la educación de los hijos, el trabajo, son lo primero”, enfatiza.
“Además, mi esposo es una persona comprensiva, si sale temprano del trabajo también ayuda en la casa, me aligera un poco la carga, debo reconocerlo”, prosigue.
“Es una mujer valiente, luchadora, siempre me sorprende, y estoy muy orgulloso de ella, destaca el esposo, los días que no debo ir temprano al trabajo adelanto el desayuno, somos un equipo, la vida nos ha demostrado que juntos somos fuertes, avanzamos más, entiendo que sus días son muy ocupados, resalta, fíjese el tiempo que llevamos juntos y aún me pregunto cómo se las arregla, por eso le digo que es admirable, no escatimo en cooperar, vamos a la par”, insiste.
“Aprendí -dice él- que es dichoso el hombre que tiene a una mujer que lo ama en la pobreza y lo cuida en el peligro, no por gusto hemos permanecido juntos por 19 años, se dice fácil, pero vamos codo a codo, luchando por nosotros mismos y un mejor futuro para los hijos, ella es la que me motiva e impulsa, me sirve de ejemplo”, expresa.