La muerte de Chicha Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, enlutó a Argentina porque la luchadora por los derechos humanos se fue sin encontrar a la nieta que hace 42 años le robaron los represores de la última dictadura militar.
María Isabel Chorobick de Mariani, mejor conocida como Chicha, murió la noche del lunes a los 95 años de edad en La Plata, una ciudad ubicada a 100 kilómetros de esta capital y en donde este martes es velada por una multitud.
Esta mujer dedicó casi la mitad de su vida a buscar a Clara Anahí, su nieta que fue robada el 24 de noviembre de 1976, cuando apenas tenía tres meses de vida, durante un operativo militar.
La bebé era hija de los militantes guerrilleros Diana Teruggi, quien fue acribillada durante el operativo, y de Daniel Mariani, el hijo de Chicha que fue asesinado meses después.
Gracias a varios testigos, Chicha supo que los represores se habían llevado viva a la niña, por lo que comenzó a buscarla junto a otras mujeres que estaban en la misma situación.
La tragedia de la dictadura argentina incluyó el robo de bebés que eran sustraídos en los operativos de secuestro o asesinato de sus padres, o después de haber nacido en cárceles clandestinas en donde sus madres secuestradas y torturadas, parían.
Mariani, junto a otras 11 mujeres que buscaban a sus nietos, fundó Abuelas de Plaza de Mayo, una organización que en estas más de cuatro décadas ha podido encontrar a 128 de los alrededor de 500 que se calcula fueron apropiados por los represores.
Aunque Chicha se distanció de Abuelas de Plaza de Mayo, nunca dejó de buscar a Clara Anahí y creó una organización que llevaba su nombre, además de que cada 12 de agosto, fecha de nacimiento de la niña, lanzaba globos y mariposas al cielo para renovar la campaña de búsqueda.
“No me puedo permitir morirme, tengo que encontrar a mi nieta”, se prometió Chica a sí misma en 2007, cuando comenzó el juicio en contra del represor Miguel Etchecolatz, quien nunca quiso decir a dónde llevaron a la niña.
A través de las redes sociales, Chicha escribió cartas a su nieta con la esperanza de que la niña, ya convertida en mujer, tuviera dudas de su identidad y buscara hacerse análisis genéticos que la llevaran con su verdadera familia, pero eso nunca ocurrió. Buenos Aires (NOTIMEX)