“Nací para ser enfermera”... Cuando la perseverancia se llama Elisabeth

Por Maritza MALDONADO

Ella es de esas personas cuya energía te  alcanza al caminar a su lado. Siempre dispuesta a ayudar a otros dando consejos, animando a los que pierden las fuerzas en el empeño. 

De La Habana, Cuba, emigró a este país hace más de 20 años con su esposo y dos niñas. “Carla y Anaiza son mi vida, Sauli -como cariñosamente llama a su esposo- y yo nos empeñamos en trabajar y salir adelante con nuestra familia”, enfatiza. 

“Atrás quedaron mamá y mis hermanos pequeños, fue triste tener que partir. Romper con las raíces y un mejor futuro para nuestras hijas no iban a la par. Tuvimos que escoger”, expresa.

Elisabeth Pupo de Rodríguez, con más de dos décadas en EEUU, respira profundo y dice: “Los inicios fueron muy difíciles, las niñas eran chiquitas, necesitaban de sus padres; no tenía tiempo de revalidar mi título de enfermera... tuve malas experiencias porque se aprovechaban de mis conocimientos en algunos lugares donde apliqué, también trabajé  en el Departamento de Housekeeping en uno de los casinos del Strip. A veces lloraba y me sentía frustrada, la barrera del idioma me golpeaba fuerte, una y otra vez, pero no podía dejarme vencer”, sostiene.  

“Nací para ser enfermera, y lo hago con amor. Yo estaba decidida, iría por mi certificación en este país. ¡Y lo logré!” Dice triunfante, mientras me extiende una taza de café.

La mujer que tengo frente a mí, con la mirada serena y resuelta, rememora: “Trabajé durante 10 años como enfermera, Especialista en la Sala de Cuidados Intensivos en el Cardiocentro William Soler, hospital Pediátrico de la isla caribeña. Tengo recuerdos muy lindos, otros dolorosos, pero gratificantes”.

Por su vasta experiencia y determinación, Elisabeth mantiene su puesto en Del Sol Academy HS en esta ciudad. “Mi familia es pequeña, apunta con sano orgullo, pero siempre he tenido el apoyo de mi esposo y mis hijas, que crecieron con los valores de la honestidad y entrega al trabajo.  

“Cada etapa en la vida tiene belleza y también un objetivo, señala, mi labor en la escuela es exigente y de gran responsabilidad; he mejorado mis habilidades con el idioma, lo que me permite incrementar las relaciones de trabajo y atención con el staff de la escuela, padres y estudiantes”.

El Covid 19 cambió todo, la manera de vivir y enfrentar los problemas. 

“Sí, tuvimos que aprender y utilizar el protocolo creado para evitar los contagios, eso me propició tomar los exámenes de Medical Assistant, ayudar a las familias y estudiantes a enfrentar las nuevas condiciones en el centro”, destaca.

Ciudadana de EEUU desde 2006, Elisabeth considera: “Para el inmigrante es una ardua tarea, triunfar por sus propios medios, le digo a las mujeres que lleguen a este país que no se amedrenten, no importa la edad o el acento al hablar, todo está en el empeño y lo que quieres lograr. 

“Yo no me rendí, comenta, eso es lo importante. Este país tiene muchas oportunidades, también existen trabas como en nuestros países de origen. Mi consejo es no rendirse. Si se cierra una puerta, se abre otra. No hay nada fácil.

“No se termina la discriminación, vas a sufrir por ser hispano, pero hay que verlo como un reto. Yo sigo pa’lante”, dice con gracia natural, y pregunta: “¿Está rico el café?”.

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