Virtuosismo y magia raptaron la noche en el centro cultural Winchester

Por Roberto PELÁEZ

Tres magos, músicos por más señas, hicieron de las suyas, dejaron volar su virtuosismo para dar a la noche del sábado 9 un toque mágico y dejar en todos el deseo de ver, de disfrutar, de pasarla súper... otra vez.

Ni Melchor, ni Gaspar ni Baltazar. Esta vez el hermoso regalo llegó por intermedio de tres virtuosos que responden a los nombres de Hong Wang (China), el paraguayo Mariano González y el mexicano Flavio Martínez. El Winchester Dondero Cultural Center, donde se hace sentir la gentileza de Irma Varela, fue el escenario.

Tras las presentaciones, se hizo la magia: Wang ratificó su maestría y no se hizo esperar para deleitar a los presentes mientras ofrecía sus ejecuciones con el típico violín chino -en diferentes tamaños-, la flauta nativa americana, además mostró su destreza con el zhonghu, el shenk, el ruan y el saxofon.

Luego dio paso a Flavio, el hombre de las cien flautas, quien hizo de las suyas con la guitarra, el charango, el cuatro de Venezuela, la jarana veracruzana, el bombo, y las falutas andinas (quena y sikus)... qué más se podía pedir.

Mariano, quien construye sus propias arpas, demostró porqué muchos le dicen maestro  e interpretó ‘El tren lechero’, la anológica ‘Alfonsina y el mar’, ‘Mañana de carnaval’, y el no menos famoso’Pájaro campana’.

Entonces la emoción subió de tono... a Mariano se le unió Flavio para ofrecer ‘La Bikina’, ‘Concierto en la llanura’, ‘Yo vendo unos ojos negros’, y cerrar con ‘Alma, corazón y vida’.

Flavio dio paso a Wang para que éste y Mariano lucieran inmensos con ‘Sublime inspiración’, del reconocido arpista paraguayo.

Los tres magníficos artistas se unieron y tocaron ‘What a wonderful world’, ‘Ojos azules’, de Bolivia; ‘Las golondrinas’, de México, ‘La Paloma’, de Cuba, y ‘Jardín de los cerezos’. Los aplausos no se hicieron esperar. El público de pie ovacionó a los virtuosos que estaban en noche de gala.

Wang, Mariano y Flavio regresaron al escenario ante la solicitud de la gente, para ofrecer ‘La cajita musical’.

Resultó la del sábado 9 una noche de esas que no se olvidan, más que todo por lo excelente de las interpretaciones, la maestría y virtuosismo de los músicos, su amabilidad, el hecho mismo de no escatimar para ofrecer su arte, complacer al respetable, mientras éste correspondió con su atención y repetidos aplausos.

Un calificativo mereció la velada: BRILLANTE. Los asistentes elogiaron el desempeño de los músicos, de los magos, y coincidieron en que vale la pena repetir la presentación. 

Gracias al Winchester Dondero Cultural Center, a la siempre activa Irma Varela, y por supuesto a los artistas que hicieron de la noche algo realmente mágico.  

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