Violinista Carolyn Salvador... La hermosa satisfacción del deber cumplido

Por Roberto PELÁEZ

La mejor preparación para el futuro es el presente

                              George McDonald

 

Con una amplia sonrisa, que iluminaba los salones de espera del aeropuerto internacional Harry Reid, volvió a casa la talentosa violinista Carolyn Salvador, procedente de China, donde materializó una apretada agenda.

Motivos de sobra tiene para sonreír, pues la anima la  satisfacción del deber cumplido, de haber estado a la altura de las expectativas en el plano musical-profesional, y también en lo que respecta a lo social.

De origen chileno, residente en el valle, la espigada artista, que recién cumplió sus primeros 20 años, mantiene un sólido vínculo con la comunidad, ha hecho gala de su virtuosismo en muchas actividades, en las que se ha ganado el respeto, la simpatía y los aplausos.

Carolyn partió rumbo a China el 27 de junio con el objetivo de intercambiar con otros artistas tan jóvenes como ella, y claro tocar. 

Un ALTO en la redacción para dejar en claro algo: El violín es parte de una larga tradición de instrumentos antiguos, ancestrales. Recibió su primer nombre moderno alrededor del siglo XV, sin embargo el instrumento existía ya en China y la India- bajo otros nombres desde hacía cientos de años.

Dicho de otra manera, la chilena del valle fue literalmente ‘a bailar en la casa del trompo’. Ya me lo había advertido el inmenso Mariano González, arpista de clase mundial.

“El encuentro con otras culturas resultó significativo, aprender de los anfitriones, su arte milenario, y dar a conocer lo nuestro es hermoso, bajo muestras de respeto y simpatía, hacer amistades, divertirnos, reír, disfrutar a plenitud lo que hacíamos, es algo que demoraremos en olvidar, o no olvidaremos nunca”, adelantó la veinteañera.

Han pasado muchas cosas desde aquel 2021 -aún no había cumplido 17 años-, cuando mostró habilidad y talento durante la presentación del libro Gentes I, entonces fue más allá al exteriorizar entrega y apasionamiento.

Le queda por aprender. Puede decir con orgullo “toqué violín... en China”.

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