Por Rafael ROMERO
No hay dudas de que la mitología mexicana tiene un atractivo considerable, singular, son miles, millones las personas que conocen -y quieren aprender más- y muchas otras desean adentrarse en los mitos, las leyendas, las tradiciones...
El venidero miércoles 19 de febrero traerá consigo una magnífica oportunidad cuando el Consulado General de México sirva de anfitrión a la exhibición colaborativa que tiene por nombre ‘Mitología Mexicana: Pasado y Presente’. ¿Horario? Desde las 5:30 de la tarde a las 7:30 de la noche.
Los estudiosos del tema dejan sentado que la mitología mexicana clasifica como algo en que de alguna manera cobran vida dioses, leyendas, mitos, tradiciones, hasta conseguir un entramado vinculado indisolublemente a la cultura, las raíces, eso que pasa de generación en generación.
La expo colaborativa del próximo 19 de febrero es literalmente una especie de invitación a personas de diferentes edades y culturas, más que todo deseosas de aprender, en muchos casos quienes apuestan por el reencuentro con lo suyo, lo de sus antepasados, eso que tiene también en gran medida que ver con la cultura que los distingue, de la que oyeron platicar a los abuelos.
Con seguridad muchos mexicanos han escuchado del dios que ordenó a su pueblo que fundara su reino y que allí estuviera sin falta un águila parada encima de un nopal devorando a una serpiente.
También, por supuesto, son millones los mexicanos que han escuchado de deidades como el propio Huitzilopochtli, de Tezcatlipoca, Ometéotl, Quetzalcóatl, Tláloc y Mictlantecuhtli.
Al referirse a Huitzilopochtli, especialistas precisan que su figura está relacionada con el sol, lo vinculan con la beligerancia, las guerras, no faltan quienes apuntan que bajo su tutela el imperio experimentó una considerable expansión. Incuestionablemente es un tema que apasiona a millones.
De la mitología mexicana se ha escrito mucho, ese mundo de dioses poderosos, símbolos, se ha llevado a la literatura, se han encontrado piezas arqueológicas... la narrativa mexicana abre también una especie de ventana por la que se puede ‘transitar’ o escudriñar, sumergirse en un mundo tan rico como sugestivo y místico, que trasciende, resiste el paso del tiempo, ni la llegada de los españoles (también con su cultura) pudo soslayar esta mitología.