A su regreso de Washington, quieren tepesianos emprender camino a la residencia

Por Roberto PELÁEZ

Cuando el presidente Donald Trump y su administración decidieron poner fin al Estatus de Protección Temporal (TPS), de inmediato me pregunté qué hacer... pensé en varias cosas, pero en niunguna de ella consideré cruzarme de brazos y esperar, comprendí que era el momento de actuar.

Las palabras pertenecen a la salvadoreña Sandra Granados, quien hace pocos días regresó de Washington; tanto ella como Walter Martínez brindaron información relacionada con su labor en la capital del país, y específicamente de sus entrevistas con la senadora Catherine Cortez Masto y el congresista Rubén Kihuen.

No fuimos de paseo, afirmaron los oradores delante de una veintena de personas también amparadas por el TPS, ni a perder el tiempo, agregaron, fuimos,-como nos dijeron algunos allá- a exigir por nuestros derechos, no a mendigar.

Al principio, coincidieron, el viaje fue una especie de sueño, no teníamos para los boletos de avión ni para el alojamiento, sin embargo hoy agradecemos la ayuda de personas generosas... viajamos, pudimos sostener varias entrevistas, nos escucharon con atención, y hasta nos sugirieron que todos, no solo nosotros, debemos llamar a nuestros representantes, hacernos sentir, insistieron.

Viajamos cinco soñadores, porque nosotros también tenemos sueños, y hoy me pregunto: vale la pena que unas pocas personas representen a cerca de seis mil... necesitamos que se sumen a nuestra causa, que alcemos nuestras voces, nos hagamos sentir, reiteró Granados.

Allí, en Washington, abundó la oradora, conocimos de primera mano que ni demócratas ni republicanos han hecho nada por esto del TPS, entonces nos corresponde hacer a nosotros, no hay dudas de que unidos somos más fuertes, no podemos pasar inadvertidos.

Recibimos entrenamiento y queremos transmitir a ustedes y a muchos más todo lo que aprendimos... por favor, a nosotros nos toca luchar el doble y lo que es mejor, no podemos dejarlo para mañana, para después, la lucha es ahora.

Martínez, por su lado, dejó claro que aparte de los salvadoreños el fin del TPS también afecta a las comunidades de Nicaragua, Honduras y Haití, somos alrededor de 500 mil personas, que aportamos cada año unos 200 millones de dólares, una contribución significativa, advirtió.

Los dos agradecieron el apoyo de la Alianza Nacional por el TPS y de Bliss Regue-Trautz, una estadounidense que cierra filas con nosotros y lidera el Comité TPS de Nevada, ella es un ejemplo de mujer luchadora, remarcaron.

 

Ahora, sostuvieron, los llamamos a sumarse, a no esperar cruzados de brazos, ustedes también quieren quedarse aquí, donde los amparados por el TPS tenemos viviendo al menos 17 años, vinimos por los desastres naturales ocurridos en nuestros países y por la violencia creciente... los invitamos a recorrer juntos el camino a la residencia, sin desmayo, siendo cada vez más fuertes, pidieron.

 

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