Por Rafael ROMERO
“Hay que mantener el cerebro ocupado”, coinciden las sicólogas del valle, que dicho sea de paso celebraron su día el lunes 22 de julio. Se dice fácil, sin embargo la vorágine de la vida dicta inclinación por el estrés.
Mónica Rocca, Dulce Guzmán, Margarita Romano, Cory Ordóñez, Gisela de la Rosa, ‘encajan’ cuando afirman que por su profesión la prioridad es “contribuir a hacer las vidas de las personas más saludables y plenas”.
Resulta un problema tremendo entender el cerebro, y es que es difícil tener una buena imagen de lo que sucede dentro de él.
Pero se avanza, advierten las sicólogas, ellas, por encima de todo, se apoyan en las preguntas, a fin de hacerse una idea, una opinión de los problemas.
Las preguntas ayudan a los sicólogos a conocer el estado de ánimo, pensamiento, comportamiento, y la memoria de una persona. Gracias a las respuestas, pueden hacer una evaluación de la salud mental, o sea, las interrogantes resultan una manera de detectar trastornos de salud mental.
Es complejo entender el cerebro, lo apuntaba Rocca en su conferencia sobre homeopatía, pero hay técnicas que ayudan a llevar adelante su elogiosa labor, nunca reconocida suficientemente.
Las preguntas clasifican como una de esas técnicas, y cuando se ‘arman’ las respuestas, se tiene una imagen relativamente buena de cómo funciona el cerebro y qué estructuras cerebrales controlan qué actividades.
Se trata de un sistema complejo de vías de nervios que conecta el cerebro con el resto del cuerpo, entonces la comunicación puede ocurrir en segundos, tiene que ver con el pensamiento, las emociones, la conducta, las sensaciones.
