Por Rafael ROMERO
Si de magisterio se trata, el valle cuenta con maestros y profesores de sobrada valía, reconocidos una y otra vez hasta por sus propios alumnos, además hay muchas personas que acusan desvelo, se empeñan en conseguir una educación de más calidad.
Entre los maestros -tal vez hasta sin licencia- sobresalen María Conchita Espinosa y Ángeles Freire, dos personas que no escatiman ni miran a los lados cuando de transmitir sus conocimientos clasifica como una prioridad.
La buena Rocío Pérez, al referirse a Conchita, precisa: “la felicito siempre el Día del Maestro porque ella ejerce el magisterio, la docencia, con el corazón, hace un valioso aporte a la comunidad, nos enseña qué hacer para tener un mundo mejor, y eso es importante”, resalta.
Con una muestra de su humildad, Conchita sonría y apunta: “trato de enseñar todo lo que sé, lo que he aprendido, me apasiona adiestrar a los pequeños y los adultos a reciclar, por el bien que le reporta al planeta, disfruto organizar los llamados ‘pabellones de cultura y economía’, la gente necesita dar a conocer su talento, platicar con otras personas, socializar, hacer amistades”, apunta y vuelve a sonreír.
Cuando se habla de talento, Freire merece párrafo aparte, organiza talleres sobre creatividad, específicamente relacionados con artes plástica y belleza “ella pone todo su amor y perseverancia en lo que enseña, se esmera para que podamos aprender, da muchas ideas, motiva, como bien dice, es tiempo de compartir, hacer nuevas relaciones, dejar fluir la energía, y todo eso lo disfrutamos en sus clases, nos incita a vivir la experiencia”, comenta Dalia Suárez.
