Por Roberto PELÁEZ
Sergio Sánchez recuerda que de niño, allá en Marianao, Ciudad de La Habana, no le gustaba el judo.
“Era muy intranquilo, explica, papá me llevó con un amigo (Ronulfo Tamayo) entrenador de judo para que dejara salir toda la energía, no fue un amor a primera vista... sin embargo desde hace más de medio siglo no puedo vivir sin esta marcial disciplina originaria de Japón”, significa.
Tras participar en numerosas competencias municipales, provinciales, en los llamados Juegos Nacionales Escolares, ‘enamorarse del judo hasta la tambora’, el entrevistado emprende viaje a EE.UU.
“Aquí, dice, vivo desde hace 36 años, todos ellos en Las Vegas, al principio no acariciaba la posibilidad de volver al judo, menos aún de abrir las puertas de un colchón e impartir lecciones.
“Fueron mis hijos pequeños -hoy ostentan la cinta negra- quienes me pidieron que les enseñara judo, comenzamos poco a poco (detalla), vi que tenían interés, vino mi padre de visita y me convencieron”, destaca.
“Comencé a impartir clases (2006) en un local pequeño, por Sahara y Maryland, después hemos estado en muchos lugares, hemos enfrentado obstáculos, pero no nos hemos desanimado nunca, junto a mis asistentes hemos formado a generaciones de judocas, ganado medallas a nivel nacional, puesto en alto a Ryoku Judo Club y a Las Vegas”, apunta.
Platica del apoyo a lo largo de tantos años de su esposa Odalys Sánchez, de sus hijos, los asistentes Miguel León y Luis Arregoitía, “han sido incondicionales, les estoy agradecido”, resalta.
Precisa que cuando el Covid 19 muchos entrenadores de renombre, cerraron sus colchones “nosotros pese a todo nos mantuvimos entrenando, destaca, Ryoku Judo Club ha sido muy estable, tanto como los resultados, he acompañado a mis alumnos en centenares de competencias y nunca regresamos a Las Vegas sin medallas, en una oportunidad nos ubicamos segundos por equipos, ganamos 18 preseas, es algo que no olvido... mis alumnos me representan”.
Salen a relucir algunas de las figuras relevantes del judo (a nivel mundial) que han visitado su colchón de entrenamiento. “Es un prestigio enorme, algo que guardo dentro -advierte-, ver junto a nosotros al fenómeno japonés Hidehiko Yoshida, a las estelares Driulis González y Amarilis Savón... entre los mejores de todos los tiempos, además de Israel Hernández, también de mucho renombre, una vida dedicada al judo, con medallas, títulos y trofeos”.
Piensa ganar por pasividad cuando intento el ‘uchi mata’.
-Fuiste promovido a cinta negra sexto dan.
-No me lo esperaba, pasaron ocho años, es una gran motivación, estoy orgulloso y sobre todo agradecido.