Rina Cristina Williamson Tabango: “Pertenezco al pueblo Kichwa Otavalo, Ecuador”

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Por Roberto PELÁEZ

“Vivo desde hace 27 años en Estados Unidos, vine de mi país en busca del ‘sueño americano’, soy de Otavalo Imbabura, Ecuador, ciento por ciento nativa”, expresa Rina C. Williamson Tabango.

“Llegué con 23 años, recién graduada del Colegio, explica, mi país atravesaba una crisis política (1997) nuestros ahorros desaparecieron del banco, no había trabajo digno, debíamos escoger entre comer o estudiar, no alcanzaba para las dos cosas.

“En Utah, continúa, tenía un hermano y amigos de la iglesia, vine con el objetivo de estudiar y trabajar. 

“Pasé la prueba con un semestre de inglés intensivo para ingresar en la universidad de Weber State, prosigue, estudiaba negocios y mercadotecnia. 

“Me casé, hice una pausa en los estudios al salir embarazada de mi primer hijo, rememora; donde voy busco a los ecuatorianos, he tenido la posibilidad de vender mis artículos de artesanías, aportar a la familia y ayudar a mi gente de Otavalo, les he dado trabajo en la elaboración de artesanías”.

A referirse a sus raíces, Rina precisa: “las traje conmigo, visto siempre con mis blusas bordadas, mi ‘Anaco’ azul o negro y mis fajas de color, símbolo de la riqueza natural que tenemos en nuestro país. 

“En Weber State, dice, competí para la reina de la universidad nativa americana. El traje típico, subraya, mi música, han sido compañía diaria al vivir en un país lejano, lejos de mis raíces y mi gastronomía que se cocina casi a diario en casa.

“En la universidad, apunta, externé mi cultura todo noviembre, mes de los nativos americanos, presenté el trabajo de mi familia, artesanías hechas a mano por mi gente... los Otavalo’s. Mi puesto flameaba en Weber State, llegaban jóvenes a comprar un pedacito de Otavalo en Utah, así pagaba los estudios. 

“Por llevar mi ropa típica, señala sonriente, conocí a mi esposo, él sirvió una misión para la iglesia de ‘Jesucristo de los Santos de los últimos días’ en Ecuador, me reconoció por mi ropa típica caminando en los pasillos de la universidad, se percató que soy de Otavalo. 

“Tenemos 24 años juntos, cuatro maravillosos hijos y una nieta”, abunda. “A mis hijos les he inculcado la importancia de la educación, mis padres nos enseñaron lo mismo. Vienen de una época difícil, los indios no tenían derecho a educación, eran peones de haciendas españolas, sin remuneración... lucharon, no querían que sus hijos pasaran por lo mismo. 

“Para mi padre, enfatiza, era importante que sus hijos fueran universitarios, por falta de recursos económicos nos tomó muchos años terminar, hoy los cuatro somos profesionales. Mi madre no sabe leer ni escribir, tiene 90 años, nos enseñó valores y principios: ser honestos, humildes, trabajar duro. 

“Terminé mis estudios universitarios, abunda, después de 12 años dedicada a mis hijos, soy guía certificada de turismo y organizadora de eventos, presté servicios en convenciones, conciertos, conferencias... trabajé en Park MGM, recibí a Bruno Mars y le obsequié mi sombrero Otavalo’s. 

“Laboré por años en los premios Bilboard, saludé a Juanes y Marco Antonio Solís, a los miembros del grupo Maná y otros artistas, fue un honor recibirlos, saludarlos, tomarme fotos con ellos”.

Vuelve a sus raíces: “Hablar kichwa es honrar a nuestros padres, y a nosotros mismos”, destacó. 

 

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