Por Roberto PELÁEZ
El sábado 28 de septiembre clasifica como un día a tener en cuenta, más que todo porque un grupo de padres -junto a sus hijos- recorrió el primer autobus eléctrico que será utilizado para transportar a estudiantes.
Desde horas tempranas alrededor de medio centenar de personas, incluidos voluntarios de la organización Chispa Nevada, acudieron al Winchester Dondero Cultural Center para ver el vehículo, recorrerlo y tomarse fotos.
Bertha Robledo, con sus 80 y tantos años a cuesta, fue la primera en subir al autobus, ella es incuestionablemente un ejemplo.
“Puedo decir con propiedad que Bertha, en su carácter de voluntaria, fue la que más firmas recogió de personas interesadas en que se materializara el cambio de camiones de diesel por los eléctricos, para evitar la contaminación del aire y favorecer la salud de los niños”, argumentó Rodrigo Yáñez, de Chispa Nevada. “Bertha fue de las abanderadas del Programa Autobuses limpios por niños sanos”, agregó.
“Este es un paso de avance sustancial, manifestó a Ronald Alvarado, de origen mexicano, padre de dos menores, sabemos que la calidad del aire en el valle es mala, esperamos que tenga lugar un cambio paulatino hasta que se sustituyan los ómnibus escolares.
“No sé cuántos niños padecen asma, pero es una cifra alta, todo lo que se haga por la mejoría del aire es bueno, tanto para los menores como para los residentes del valle”, insistió.
Al intervenir en la actividad Yáñez destacó que en una de las evaluaciones más recientes la calidad del aire en el valle recibió calificación de F.
“No hay dudas de que queda mucho por hacer, urge insistir para que el Distrito Escolar del Condado Clark aplique por recursos, se pueda disponer del dinero necesario y proseguir adquiriendo autobuses eléctricos... conocemos de calor extremo, sequía, tormenta de polvo, y lo que traen consigo, sus afectaciones para la salud”, significó.
Por su parte la joven Brenda Zamora, fideicomisaria del Distrito Escolar, emocionada señaló: “Varias veces dejé de acudir a mi trabajo porque una de mis pequeñas estaba conectada a un tubo; por muchos años he seguido el trabajo que realizan los miembros de Chispa, los voluntarios, y hoy puedo decirles gracias por el esfuerzo que realizan, estoy orgullosa de su trabajo, sigan adelante sin desmayar”.
Los padres exteriorizaron su emoción y gratitud, luego de las intervenciones, se las ingeniaron para corear entusiasmados: Chispa, Chispa, Chispa.