Por Roberto PELÁEZ
Con la aparición de la novela Nefilyn y el libro de cuentos Gentes, ambas piezas de escritores hispanos, la narrativa en el valle mostró sus credenciales y envió un mensaje relevante: goza de buena salud.
Tanto Eliecer Tejeda como Roberto Peláez continúan su andar como narradores y lo evidencian en las tertulias literarias de los sábados, a la que se unen otros escritores talentosos.
Pero los poetas no se quedan a la zaga, por el contrario, a establecidos, con libros publicados, se unen Maritza Maldonado y Nelda Zambrano, quienes también dan lecturas a sus obras en las reuniones sabatinas.
Conclusión, se avanza y lo mejor está por delante; antes se hicieron sentir poetas como Xinia Estrada, Augusto Lemus y Dolores Romero, ésta última lamentablemente fallecida en agosto del año pasado.
En entrevista para este semanario la costarricense Estrada expresó: “Comienzo a escribir poesía desde muy joven; sin embargo no es hasta que tengo veinte y tantos años que me ‘atrevo’ a dar a conocer mis escritos... a partir de ese momento, mis trabajos son premiados y publicados en varios países”.
A ella debemos estos sugerentes versos: Fragmentada, etérea, deja que me deslice entre tus dedos, cuando tus noches no son tus madrugadas. Déjame desdoblar el tiempo para volverte a amar a las cuatro de la mañana. Antes del primer café, a esa hora loca en que apareces más mío que de ninguna.
Augusto Lemus, con más de una decena de libros publicados, también hace gala de su estilo cortante cuando enfatiza: “Estaré ausente/si traen mi cadáver/díganles que esperen mi regreso”.
Él ratifica ‘su sello’ cuando apunta: “Mis besos transitan las calles de tu desvergonzada boca”.
Por su parte Romero en su libro ‘Sólo para ti’, comenta: “La vida es la misma para todos, con sus alegrías, sus derrotas, sus triunfos y sinsabores, pero lo definitivo y más importante es que siempre (y en cada situación) debe primar el amor”.
Más adelante, en uno de sus poemas, destaca: “Quiero beberme el sol, el aire, el cielo/contemplar sin cansarme el verde prado/los pájaros volar, el arroyuelo/el agua ver correr entre mis manos”.
Con la mayoría de sus poemas aun por recopilar y publicar, a una pregunta sobre su quehacer literario, apuntó: “si debo definir mi obra, ahí están algunos con rima libre, sin reglas ni métricas... su sonoridad está en lo musical”.
Y dejó sentado: “La poesía es un arte divino, es un don de Dios... junto a la música tiene el poder de elevarnos el espíritu”.
Tres poetas, tres estilos diferentes, tres enamorados de la vida y de esa forma excelente de hacer arte a través de la poesía, porque como dijo Bécquer... ‘poesía eres tú’.