No se detienen... Hidalguenses del valle en el Centro Cultural Winchester

Por Roberto PELÁEZ

Continúan a buen ritmo los múltiples eventos que tienen lugar en medio del Mes de la Herencia Hispana. Con el ‘Grito de Dolores’ en la ciudad de North Las Vegas iniciaron esas actividades.

El East Las Vegas Community Center, Gary Reese Freedom Park, el Paradise Recreational Center, junto al Winchester Dondero Cultural Center, han sido algunas de las instalaciones que han servido de sede a los referidos eventos.

La Federación de Hidalguenses en Las Vegas, con Isidro Maqueda al frente, regresó a lo que llama su segunda casa: el Winchester... para celebrar la independencia de México.

Resultó una actividad cívico-cultural, que incluyó la entrega de reconocimientos a integrantes de la organización que llevan casi dos décadas de labor ininterrumpida en favor del grupo.

“Ellos, remarcó Maqueda, honran a nuestra Federación con su trabajo para dar a conocer nuestra cultura, las costumbres y tradiciones que nos acompañan, se las transmiten a las nuevas generaciones”, argumentó.

A la par de las diferentes demostraciones culturales, bailes y danzas, de las diferentes intervenciones, fueron llamados para recibir su reconocimientos Cristina Quintanilla, Juan Rómulo, Adrián Gutiérrez, Rigoberto Martín y Valentín Escamilla, que de esa forma vieron premiada su dedicación, la loable labor que llevan a cabo dentro de la organización.

Es válido consignar que los hidalguenses clasifican entre los grupos comunitarios más activos del valle, es conocida su participación en el Festival por el Día de Muertos que organiza desde hace mucho tiempo Irma Varela en el Winchester, además entregan juguetes a los niños, como parte del programa de reunificación familiar (para la visita de adultos mayores a sus hijos) también muestran un trabajo sobresaliente, toman parte activa en las jornadas de limpieza y embellecimiento de la jardinería del Winchester (no por gusto es su segunda casa), además de perseverar en la enseñanza y práctica del ñha ñhu (otomí en español) con el noble propósito de preservar el idioma indígena.

 

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