Masacre de Octubre 1: Un año después... somos más fuertes

Por Roberto PELÁEZ

Es primero de octubre del 2017, Stephen Paddock abre las ventanas de su habitación en el piso 32 del hotel y casino Mandalay Bay, apunta a las personas que disfrutan del festival de música country, y aprieta el gatillo.

Realiza unos 12 mil disparos, la gente corre, Paddock se encarga de sembrar el terror, el dolor y el luto. La  tragedia deja el saldo de 58 muertos y más de 800 heridos. La ‘ciudad de las luces’ se apaga por un momento, sin embargo a partir del 2 de octubre crece, es más fuerte. 

La comunidad se estremece, se conmueve, en medio del dolor que la hiere, crece en toda su magnitud, muestra su solidaridad y amor. Grandes pruebas exigen grandes hombres y mujeres. Acciones tan viles y cobardes palidecen ante la postura viril de una comunidad, la cobardía se achica.

La terrible acción pone a prueba a la comunidad de Las Vegas y ésta se empina, muestra su valor y enorme capacidad para sobreponerse a lo peor y salir airosa.

Paddock y su tiroteo  implacable, trajeron consigo reacciones, entre ellas un jardín de sanación, al final el amor, la unión, pueden más que un hecho bárbaro, ruin. 

El dolor de muchas personas no se comparte, la gente lo hace suyo, se multiplica, y la comunidad crece, se impone, sale adelante. Se organizan maratones, encuentros, un evento de música country, las familias se acercan al jardín y un niño se adelanta con una flor en sus manitas.  

En el corazón de miles, millones de personas, hay un lugar para los fallecidos, los heridos, sus familiares, y es tan grande que también caben en él los agentes de seguridad que reaccionan en segundos, los oficiales de la Policía, los médicos y paramédicos, los donantes de sangre, la comunidad toda.  

Es una prueba terrible esta del primero de octubre del 2017, una fecha que no olvidaremos nunca. Al pánico, el dolor, la conmoción, le siguen las cadenas de oraciones, las muestras de solidaridad que hace más grande a los hombres y mujeres, la ayuda... y el amor.

 

Cómo recordar lo que nos hace el alma mil pedazos, es la capacidad del hombre, de un pueblo, de una comunidad, de imponerse, de estremecerse ante el dolor, y decir a voz en cuello: aquí estamos, somos más fuertes, somos mejores.

 

Top