Martha Patricia Guerra: Cuando abrir las manos llena de orgullo

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Por Roberto PELÁEZ

Tus actitudes, tus palabras y tus acciones reflejan el amor de Dios.

 

Coincidimos recientemente en la presentación de un libro de una amiga común, y una vez más llamó al atención por la profundidad de sus palabras, su opinión sobre un tema tan relevante como la educación.

Para una parte considerable de la comunidad hispana del valle Martha Patricia Guerra no necesita presentación. Mexicana, con casi tres décadas en los Estados Unidos (más de 23 en Las Vegas), la madre de Raúl, Jerry, Michelle, Melany y Galilea, es un vivo ejemplo de cuánto se pude hacer, avanzar apoyada en la dedicación, la entrega, el trabajo y el amor por lo que hace.

Esta mujer no sienta pautas solo para su familia, también para sus compañeros de labor, por eso no sorprende cuando afirma “veo a cada uno de ellos como familiares, ahí en gran medida descansan los resultados, el prestigio, el deseo de hacer las cosas cada vez mejor, crecerse ante las adversidades.

“Todo, dice, tiene mucho que ver con los principios que se inculcan en casa, la relación de padres e hijos, tenemos la obligación moral de decirles cómo era -y es- la vida en nuestros países de origen, porqué decidimos venir y dejarlo todo atrás, comenzar de cero, sin conocer el idioma, ni la cultura, las leyes de este país... muchas veces lo hicimos en busca de una vida mejor para los hijos, y claro, esperamos que ellos correspondan a ese sacrificio”, destaca.

“No esperamos compensación material o económica de ellos, advierte, queremos que estudien, se superen, lleguen más lejos que nosotros, dejen una huella por donde pasen, sean personas de bien, educadas, amables, respetuosas de las leyes”, subraya.

A una pregunta relacionada sobre su vínculo con la comunidad, apunta: “amo esta comunidad, me gusta asistir a múltiples actividades, compartir con la gente, hemos avanzado, creo que juntos podemos hacer más”, comenta emocionada.

“También me gusta ayudar, creo que cuando abrimos las manos, hacemos la diferencia en la vida de alguien, eso cobra mayor relevancia en estos tiempos complejos”, deja sentado.

Platica de educación, de la importancia que reviste, sin importar la edad, “la ignorancia es uno de los peores enemigos del desarrollo personal, la desinformación, me agrada cuanto se hace por la cultura, antes no se hablaba de tantas presentaciones de libros, la comunidad crece y lo hace en todos los aspectos”, zanja.

 

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