Make a Wish del Sur de Nevada y CDW Technology conceden deseo de Salvador Hernández

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Por Francisco ALEJANDRE

Un paquete que incluye una televisión inteligente, una tableta y dispositivos visuales fue entregado al niño Salvador Hernández, el pasado domingo primero de mayo.

Lo anterior fue posible gracias al esfuerzo conjunto de la compañía CDW Technology Solutions y la organización Make a Wish del Sur de Nevada.

Sal, como es conocido entre sus familiares cercanos, tiene 14 de años de edad y nació con holoprocenfalia, una condición médica que consiste en una gama de defectos o malformaciones del cerebro y de la cara.

El niño nació con esa condición y, pese a los pronósticos adversos sobre su longevidad, permanece iluminando y fortaleciendo los lazos que tiene con su familia, la que se constituye de sus padres Mary y Salvador, así como de sus dos hermanos.

La nominación de Sal fue realizada por Rocío Martínez-Saucedo y Adam Wallick, de la empresa CDW.

El pequeño Salvador no habla, sin embargo disfruta viendo la televisión, películas y el teléfono de su mamá. Le cautivan los colores brillantes y los sonidos de la televisión, por lo que un “deseo” perfecto para él fue la nueva televisión montada en la pared para facilitarle el poder disfrutar de sus programas preferidos.

Soluciones tecnológicas para cuestiones altruistas

Un movimiento febril inundó, el domingo primero, el hogar de los Hernández, cuando Héctor Jaquez y un profesional equipo de empleados de CDW arribaron a la casa para instalar el nuevo equipo visual.

“Somos una compañía especializada en productos de alta tecnología, tales como computadoras, televisores, tabletas, etc., distribuimos a todos los negocios, no sólo en esta ciudad sino en todos los estados al oeste del río Misuri, como por ejemplo, Arizona, California, Nevada, Texas, Washington, Colorado, etc.”, comentó Jaquez en charla con El Mundo, agregando que “nos involucramos con este noble proyecto por medio de la organización Make a Wish del Sur de Nevada, en la empresa hicimos algunas cosas para recaudar fondos para solventar el costo de los dispositivos, participamos en la caminata que se realizó en Town Square y todos los que vinimos hoy lo hicimos de manera voluntaria y con mucha satisfacción de poder ser parte del deseo de Salvador Hernández”.

La maternidad como ejemplo

La señora María ha vivido los últimos 14 años de su vida al lado de su hijo Salvador, haciendo hasta lo imposible por mantener el hilo de vida con la convicción de hacer lo correcto. Tiene además a su esposo, que la ha apoyado toda la vida, y los dos hermanos de Sal; Adriana y Oscar.

“Cuando tenía siete meses de embarazo me advirtieron que Sal venía con problemas, no supimos de la gravedad hasta que, luego de análisis rigurosos determinaron que tenía hidrocefalia, es decir, tenía líquido en el cerebro. El diagnóstico era que en cuanto él naciera iba a tener que ser operado para que le instalaran un dispositivo que drenara el líquido de su cabeza”, comentó la señora Hernández.

En este mes Sal cumplirá sus 15 años. “Han sido 15 años de cuidados intensivos, desde que nos comunicaron que nacería así empezamos a aceptar esa nueva realidad. Como madre tuve la oportunidad de ser madre otra vez, con miedo y consciente de los riesgos que teníamos dimos vida a Óscar, con lo que completamos nuestra familia”, aseveró la señora Hernández.

La familia reside en esta ciudad desde el 2007, cuando se mudaron de California para darle un giro a su vida, “la transición fue difícil respecto al cuidado de Sal, ya que el vecino estado cuenta con asistencia y programas que procuraban ayuda en el tratamiento de la condición de mi hijo”, explica la señora María, agregando que “incluso el transporte se complica cuando tienes una persona con capacidades diferentes. El niño Sal depende de un ventilador artificial, tiene un promedio de dos horas mínimo sin el respirador, se cansa, se fatiga con facilidad, pero ha sido una bendición para la familia”.

Oriunda de Michoacán, la señora María no tiene un trabajo formal, pero ha dedicado casi toda su vida al cuidado de su familia, ella lleva a Sal a sus terapias, ha notado ligero avance en su movimiento, el niño puede alzar su mano observar televisión, para su condición y esperanza de vida, esta muy estable.

Sal tiene todas las emociones que experimentamos todos, se enoja, ríe, incluso llora, aunque no se le escucha el llanto, si escurren lágrimas por sus mejillas, dijo.

 

El amor, la vida, la familia latina y nuestras costumbres están de manifiesto en la familia Hernández, “es nuestro hijo, lo queremos, es parte de nosotros y estará con nosotros mientras Dios quiera”, terminó diciendo María Hernández.

 

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