Los convoco a multiplicar el amor: Padre William

Por Roberto PELÁEZ

Llegué a este gran país el 24 de diciembre de 1995, hace exactamente 20 años, y me propuse estar siempre en la llamada Misa de Gallo, expresó a El Mundo Melkys Castañeda, quien acompañado de su esposa e hija asistió a la iglesia San Cristóbal el pasado jueves 24 poco antes de las 12 de la medianoche.

Asistimos al nacimiento y bendición de un niño, dijo a manera de preámbulo el Padre William, pero no un niño cualquiera. Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. (Isaías 7-14).

Vengo de una familia católica, todos estamos bautizados, y tenemos nuestra fe puesta en Jesús, él es nuestro Dios, prosiguió Castañeda. Llegué sin nada, aquí tengo trabajo e hice mi familia, podemos ayudar a mis padres y hermanos, como bien dice la Biblia, lo que des se te multiplicará y con nosotros es así, por eso tengo, o tenemos mucho que agradecer, abundó.

Y el nacimiento de aquel niño, la importancia de la familia, y de la fe, fueron temas que acapararon la mayor parte del tiempo en la misa oficiada por el padre William, quien minutos después de iniciar abandonó por un instante el púlpito para regresar con un pequeñín en brazos que simbolizaba al niño Jesús... Yo te bendigo, dijo. 

... Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada... 

El ángel les dijo a los pastores: No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal encontraréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. (San Lucas 2 1-14)

Carola Conde, por su parte platicó a El Mundo: Vivo en Las Vegas desde diciembre del 2009, enseguida pregunté donde estaba la iglesia más cercana y me fui a la Santa Ana, después con el tiempo me moví y ahorita estoy más cerca de la San Cristóbal; en mi casa no dejamos de adorar al Niño Jesús, entonces cómo no venir a la Misa que celebra su nacimiento, y trato de estar temprano, me gusta estar en los primeros bancos, cerca del padre, aseguró.

Están conmigo mi esposo y mi hermana, nos llevamos muy bien, porque cómo puedo adorar a mi Señor y tener problemas en casa, antes debo estar en paz con todos, señaló Conde, quien explicó que trabaja de madrugada pero siempre cambia su turno para asistir a la Misa de Gallo.

Celebramos la Navidad, expresó, no sólo cenamos, nos reunimos en familia, también como aprendí de niña cantamos villancicos... El camino que lleva a Belén baja hasta el valle que la nieve cubrió. Los pastorcillos quieren ver a su Rey,  le traen regalos en su humilde zurrón al Redentor, al Redentor.

Jesús enseñó a amarnos los unos a los otros, a querernos, y su vida fue un ejemplo, llamó a querer a la familia, a estar cerca de los hijos; las familias tienen que darse amor, enfatizó el Padre.

En estos días, agregó, a lo largo del año, pero más en estos días en que se debe multiplicar el amor, las familias deben unirse, debemos pedir por los más necesitados... a eso nos enseñó con su ejemplo aquel niño de Belén, que quiso a todos y con su sangre lavó nuestros pecados.

 

Cuando Dios me vio tocando ante Él me sonrió.

 

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