Por Roberto PELÁEZ
Los años de experiencia, más en la temática deportiva, me permitieron apreciar, desde el primer día, que Felipe Loyo y Sergio Reyes miraban el balón con luz larga.
Artífices de Las Vegas Diversity Futbol Club (LVDFC), tanto Loyo (pieza vital por muchos años del Inter Acapulco), como Reyes, aparte de la amistad que los une, el amor por el futbol, son dos personas insatisfechas por naturaleza.
Jugaron futbol, han formado a centenares de niños-futbolistas, han dirigido equipos en muchos torneos, han ganado numerosos premios, han visto a sus jugadores elevarse, crecer, cumplir sus metas... iniciales.
Pero ellos no se dan por satisfechos, consideran que siempre se pueden hacer las cosas mejor, en lo deportivo, pero sobre todo en la formación de niños y adolescentes, con la intención de que los niños, los adolescentes, sean también magníficas personas, orgullo de sus respectivas familias y de la comunidad.
“Que por donde quiera que pasen dejen huellas, se platique de nuestros jugadores con admiración y respeto, se les aprecie por su comportamiento, su disciplina, sus ansias de victorias, pero sobre todo su calidad humana”, reiteran Loyo y Reyes.
Cuando hace algunos años platicaron de su proyecto, entonces LVDFC vivía solo en su imaginación, encontraron a muchos escépticos, sin embargo ellos no se amilanaron, también platicaron con personas que los animaron, los motivaron a seguir adelante, los convocaron a mirar atrás solo para tomar impulso, para no repetir los errores de otros. ¡Y ellos se impusieron!
Hoy invitan a los equipos que ellos entrenan a varios torneos de relieve, sus futbolistas muestran credenciales, convencen. Y lo que es mejor, aquellos pequeños reiteran: Soy del Diversity FC.
