Por Roberto PELÁEZ
“Estamos contentos, expresan, hace alrededor de dos años dijimos que cada vez se acercaban más niños a la práctica del ajedrez en Las Vegas, hoy podemos decir que también tenemos a pequeños afectados por el autismo, en los que el ‘juego ciencia’ tiene una incidencia tremenda”, comentan a El Mundo Juan Pablo y Sabrina Jáuregui, de Las Vegas Chess Center.
“Sucede, destaca Pablo, que cuando le digo a algún amigo, que vivimos en Las Vegas, de inmediato todo gira alrededor de hoteles y casinos, sin embargo les insistimos en que el ajedrez toma fuerza, crece el número de practicantes, y eso nos alegra sobremanera”, apunta.
Por su parte Sabrina enfatiza: “ya no podemos decir que un niño hispano sobresale, son varios los nombres, con buenos resultados y premios en torneos, ahí tenemos a Faustino Guerra, con un nivel digno de reconocer, pero también podemos mencionar a Rafael Torres, Ángel Lazo, Lucas López, todos muestran su talento e interés, quieren jugar ajedrez”.
Las Vegas Chess Center, localizado en el 2560 de Montessouri St, cerca de Sahara y Rainbow, a decir de Pablo, “tiene abiertas sus puertas a los interesados en adentrarse en el mundo del ajedrez, sin distinción de edad, sexo, y como señalaba al principio también se acercan niños autistas, hay que ver el cambio favorable que experimentan esos pequeños...
“Mire, dice el entrevistado, recibimos la visita de un pequeñín autista, residente en Florida, al principio no quería ni dar la mano al saludar, pero luego de unas semanas, a la hora de regresar a casa, se abrazaba, lloraba, no quería irse, el ajedrez hizo algo muy hermoso en este caso, significa, fue emocionante, y estamos seguros no debe ser algo aislado”.
Pablo y Sabrina platican de las lecciones de ajedrez que se ofrecen, la organización de torneos, las clases privadas, los trofeos que han conquistado jugadores de Las Vegas Chess que han intervenido en múltiples competencias.
“Tenemos un método de trabajo, apuntan, cuando inscribimos a los menores, pues analizamos con que nivel llegan, entonces lo ponemos en un grupo determinado, si viene en cero, les enseñamos los nombres de las piezas (rey, dama, torre, caballo, alfil, peón), la forma en que se mueven, vamos poco a poco, de manera amena, después pasamos a las lecciones de apertura, los movimientos... es apasionante.
“Por un lado los padres evitan, al traer al menor, que esté en la calle, o se pase horas frente al televisor, el celular, la tablet, y por otro pues aprenden de un deporte que ‘te atrapa’, ellos lo ven como una batalla entre dos bandos, con muchas variantes y posibilidades, conocen a jugadores establecidos, a veces hasta a Grandes Maestros, pueden ir a torneos acordes a sus respectivas edades”, externa este matrimonio cubano con cerca de tres décadas de experiencia.
“Sabemos que para muchos es difícil, un ajedrecista no gana como un beisbolista, un futbolista, un boxeador encumbrado, en pocos casos puede convertirse en millonario, sin embargo el ajedrez reporta tanto al intelecto, enseña a pensar, a calcular, cosas útiles para toda la vida, y eso también se debe tener en cuenta”, remarca Pablo.