Por Francisco ALEJANDRE
Las cifras de casos de violencia doméstica se han elevado con el paso de los años, pese a que hay disponible más información para prevenirla. Es muy importante, fundamental, que las víctimas detecten los síntomas para evitar sumarse a esas estadísticas, compartió la señora Aurelia Soto Reyes, en charla exclusiva con El Mundo.
Nací en un lugar que se llama El Olivo, en Michoacán, México, perteneciente al municipio de Tuzantla, sobre la carretera México-Huetamo, yendo hacia Guerrero. Mis padres se llaman Emiliano Soto y Lucina Reyes, ambos residen en Michoacán, destacó, la también madre de tres hijos: Isaías, que en la actualidad tiene 23 años, Thelma, de 21 y Heron, de 15.
Soto-Reyes vivió parte de su vida en Naucalpan y Tenayuca, en el Estado de México, donde nacieron sus dos hijos mayores y el más pequeño vio la luz del mundo en Michoacán. Eso debido a que su padre, por su trabajo, se trasladaba con frecuencia a distintos lugares dentro de la República Mexicana. Tiene una hermana única de nombre María, que reside en Tijuana, Baja California Norte.
“Llegué a Estados Unidos con la intención de edificar un futuro sólido para mis hijos. Mi mamá vivía en Estados Unidos y me dio la oportunidad de venir a trabajar, mientras ella cuidaría a mis hijos en México, ya que no contaba con documentación para mi estancia legal acá”, externó.
Aurelia Soto llegó a Los Ángeles, donde residía su hermana y varias primas.
Aproximadamente al año de trabajar en la urbe angelina, conoció a la persona con quien contrajo matrimonio. “Él me trató de conquistar, era ciudadano estadounidense, mucha gente me convenció de que me convenía casarme, y como me prometió que si me casaba con él me ayudaría a traer a mis hijos, pues consideré que era buena idea, además de que no tomaba, iba a la iglesia, no daba señales de ser problemático”, destacó.
Sin embargo, a los dos meses de estar casados, me comentó que se vendría a Las Vegas, porque habría mejores oportunidades para él, que en los casinos pagaban bien. Lo que yo no sabía era que consumía drogas, al llegar acá pues quedé separada de mi familia, sin conocer a nadie en esta ciudad, manifestó.
Fue entonces que empezó a hacer cosas que ahora conozco como “red flags” de la violencia doméstica, como el maltrato físico y emocional, los golpes y el abuso de todo tipo.
Sobre su preparación académica, manifestó que estudió solamente la secundaria en su ciudad natal, al llegar a Los Ángeles se inscribió para recibir clases de inglés como segundo idioma, pero su profesora le sugirió que hiciera lo posible por conseguir su GED, fue así como consiguió el certificado que le acredita su nivel preparatorio o de bachillerato.
“Debido a la violencia doméstica arreglé lo de los papeles, bajo el programa Bauer, ley que protege a las mujeres víctimas de la violencia doméstica”, acotó, agregando que “en SAFE House, una organización sin fines de lucro, que apoya a víctimas de este flagelo encontré apoyo y me comprometí a prevenir el abuso por medio de la difusión de la ayuda en la comunidad”.
Aurelia Soto Reyes se desempeña como asesora y brinda ayuda en español a víctimas por medio de su trabajo en SAFE House. “En mi caso, luego de un incidente en el que mi ex pareja me golpeó severamente, las autoridades me dieron información de ese lugar, al no contar con familiares ni amigos en esta ciudad, allí me permitieron quedarme y, de paso, aprovechar la ley que permite arreglar documentos migratorios. Y gracias a Dios lo logré”, detalló.
En SAFE House admiten a cualquier persona que sea víctima, se le hace una entrevista preliminar para ver si califica, no les cuestionan nada sobre estatus legal o religión que profesen, se limitan a preguntar e identificar si son víctimas de violencia doméstica. De ser positivo, entonces les ofrecen refugio temporal.
En el caso de Aurelia Soto, prácticamente le cayó del cielo la ayuda, debido a las circunstancias de su calvario. “Me encerraban en el departamento, mi inglés estaba muy limitado, entonces allí me dieron techo y sustento sin tener que pagar. En mi caso estuve poco más de un año, hasta que obtuve mi permiso de trabajo. Luego me salí y empecé a buscar trabajo con toda confianza y esperanza de una vida más tranquila, sin sobresaltos”, sostuvo.
Muchas veces el ejercicio de la violencia doméstica se debe a patrones culturales muy arraigados, que se van arrastrando de generación en generación, no sólo entre los latinos, sino también entre la gente de medio oriente y Rusia, de todas las edades, de todos los estatus económicos o estratos sociales, afirmó.
El primer paso para buscar una solución es romper con las ideas que muchas veces nos inculcan en el hogar o la sociedad, de aguantar el maltrato por los hijos, por la familia, por la religión, etc. “Estuve casada sólo medio año, pero hay otras personas que llevan hasta 20 años de maltrato, eso es muy duro”, dijo.
La policía interviene, pero sólo a instancias de la víctima, por lo que es muy importante denunciar el abuso.
Para contactar a Aurelia Soto Reyes y orientarse sobre la violencia doméstica puede llamar al (702) 275-2782.
A las madres de familia locales recomienda mantenerse cuidadosas de las actividades de sus hijos, actualizarse en la nueva tecnología, ya que los peligros en las redes sociales son muy grandes, allí se puede generar todo tipo de abuso.
Las cosas han cambiado, la vida allá en el pueblo era tranquila, todos se conocían, había mucha comunicación. Acá muchas veces no sabes ni cómo se llaman tus vecinos. Antes era más seguro.
La Navidad me gusta celebrarla en familia, lo más importante para mí son mis hijos. Gracias a Dios tengo la oportunidad de ir a México y reunirme con toda mi familia, terminó diciendo Soto Reyes.