La otra cara del colapso inmobiliario

Por Yazmín BELTRÁN 

La crisis hipotecaria de hace ocho años dejó una huella en varios vecindarios de la ciudad de las luces. Casas con señales de abandono como ventanas tapadas con madera, avisos de ejecuciones hipotecarias o puertas cerradas con candado son la muestra perfecta del colapso de vivienda que obligó a sus dueños a dejarlas o someterlas al proceso conocido como ‘foreclosure’. 

Desafortunadamente, el problema no sólo acaba en casas abandonadas. “Ocupantes” o como se le conoce en inglés ‘squatters’ han invadido las casas que se encuentran vacías y a pesar de que en ocasiones son familias o personas buscando donde refugiarse, en varias ocasiones estas casas se convierten en el nido perfecto para actividades criminales que van desde la distribución de drogas, prostitución o el escondite de delincuentes con antecedentes criminales de asesinato. 

Algunas de estas casas se han incendiado cuando los ocupantes cocinan alimentos, prenden fuego para mantenerse calientes o se quedan dormidos mientras fuman. 

Un caso reciente fue el incendio de dos casas la madrugada del pasado martes cerca de la Universidad de Nevada, Las Vegas en donde el subjefe de bomberos del Condado Clark, Jeff Buchanan, declaró que una de las casas aparentemente había sido ocupada por vagabundos. 

No se reportaron heridos después que bomberos del Condado Clark apagaran las llamas un poco antes de las 3 a.m. de la madrugada del martes. 

El elevado número de ocupantes preocupa no solamente al Departamento de Policía Metropolitana de Las Vegas sino a residentes por igual, los cuales dicen sentirse completamente inseguros. 

De acuerdo a oficiales del departamento de policía, el número de llamadas relacionadas con ocupantes es de mil 956 en lo que va del año; un aumento del 34 por ciento en comparación al año pasado, y han recibido desde junio primero del 2015 a junio primero del 2016 alrededor de 5 mil llamadas de las cuales 2 mil 866 fueron direcciones actuales de casas con problemas de ocupantes. 

En octubre del año pasado, se aprobó la ley AB 386 la cual estipula que el habitar una casa abandonada es un crimen y la policía puede tomar medidas para desalojar a los ocupantes. 

La primera ofensa es un delito menor. Delitos posteriores son crímenes de Clase-D los cuales pueden llevar una condena de hasta cuatro años de cárcel y $5,000 en multas. 

 

Si usted cree que en su vecindario hay “ocupantes” que no pertenecen a esa casa, llame a la Policía. No trate de enfrentarlos. Manténgase alerta de cualquier actividad sospechosa o señales de actividad en una casa que usted sepa se encuentra abandonada.

 

Top