Por Blanca GÁMEZ (*)
La madrugada del pasado 24 de junio, cuando abordamos el avión rumbo a Washington DC con mi compañera DREAMer y estudiante indocumentada, Astrid Silva y mi hermana y ciudadana Sandra Gámez, íbamos con el fin exclusivo de hablar con los legisladores federales del estado de Nevada acerca del tema de inmigración.
Lo más importante era estar presentes por el voto en el senado para el proyecto de ley S.744, el cual provee una reforma migratoria con un camino a la ciudadanía para los 11 millones de personas indocumentadas viviendo en los Estados Unidos.
A pocos días de nuestra llegada a Washington D.C., yo como DREAMer y estudiante indocumentada nunca voy a olvidar el momento cuando Astrid, Sandra, y yo estuvimos sentadas dentro del Capitolio, viendo como nuestros 100 senadores del país tomaron sus asientos para votar por el proyecto de ley S.744, la cual podría cambiar mi vida y la vida de millones de personas.
Nuestras emociones aumentaban esa mañana del jueves 27 de junio 2013. Llegando al Capitolio nuestra inquietud era saber si el proyecto de ley sería aprobado o rechazado. Nuestras preocupaciones por un momento se calmaron. Cuando fuimos recibidos en la oficina del líder de la mayoría del Senado Harry Reid, para ser testigos cuando él se dirigía hacia la cámara del senado para iniciar la votación. El senador Reid nos brindó una sonrisa al momento de salir la cual nos daba una confianza de que todo iba estar bien.
Al momento de caminar a la galería del Senado para ver la votación, entrelazamos nuestros brazos con un silencio de calma y esperanza. Escuchando el sonido de nuestros tacones resonar en los pisos de mármol y el tumulto de los comentarios a nuestro alrededor. Entrando a la galería, estaba llena con espectadores -algo raro de ver- había murmullos por todos lados sobre cuál sería el último resultado.
Vimos uno por uno a los senadores entrar a la cámara para tomar sus asientos. Era un momento histórico para ser testigos porque normalmente los senadores nunca toman sus asientos. En esta ocasión se pidió que todos los senadores se sentaran para hacer sus votos.
Entonces el líder de la mayoría del Senado Harry Reid procedió con su discurso. Comenzó a compartir la historia de mi buena amiga Astrid Silva, una persona que ha liderado el movimiento migratorio en Nevada. Al lado mío, oía a Astrid cubrir sus lágrimas con su suéter al escuchar su historia migratoria por el senador Reid. Me comenzaron a salir lágrimas oyendo la historia de Astrid, porque su historia es igual a muchas otras historias de migrantes como la mía, con un punto que resuena con todos. Los inmigrantes vinieron a los Estados Unidos para encontrar una vida de oportunidades, el sueño Americano.
Los espectadores voltearon a vernos, pero no entendían la razón por la cual llorábamos. Una señora sentada al lado de Astrid nos ofreció unas servilletas para limpiar nuestras lágrimas. Escuchamos cuando el senador Reid se emocionó contando la historia migratoria de su suegro. Durante el discurso del senador muchos no se dieron cuenta que el vicepresidente Joe Biden entró a la cámara para asumir como presidente del Senado y anunciar el resultado. Después que el senador Reid terminó su discurso el voto comenzó.
Los nombres de los senadores fueron anunciados uno por uno. Cada senador daba su respuesta “aye” (en favor) o “nay” (en contra). Desde nuestro lugar pudimos ver al senador Dean Heller, cuando llegó el momento de anunciar su nombre, nos apretamos nuestras manos y contuvimos nuestra respiración.
Al viajar a Washington D.C. la cosa que queríamos ver era al senador Dean Heller pararse a votar en favor por el proyecto de ley. Anteriormente tuvimos una junta con él para presentarle un libro lleno de historias inmigrantes colectadas por Astrid. Estas personas no pudieron venir a D.C., pero nosotras como mensajeras queríamos que el senador Heller supiera que nos daba orgullo no solo por nosotros, pero todas las personas que continuamente trabajaron para que el senador supiera que necesitábamos su voto. Por consiguiente nos dio tanto orgullo cuando el senador Heller se paró, con lo que aparecía una sonrisa y dijo, “aye” (en favor).
El anuncio de los nombres de los senadores terminó y empezaron a contar los votos. Todas las personas al lado de nosotros estaban tratando de contar los votos, un muchacho en frente de nosotros comenzó a contar los votos con sus dedos. De repente la cámara cayó en silencio cuando el vicepresidente Joe Biden iba anunciar el resultado final. Ya no estábamos llorando. En diciembre del 2010 Astrid y yo vimos cuando el acta del sueño (DREAM Act) falló en el senado por cinco votos, esperábamos que esto no se repitiese.
El vicepresidente Joe Biden anunció el resultado: 68 en favor y 32 en contra. ¡Nuestras caras se vieron con incredulidad, ya no había lágrimas sino grandes sonrisas porque supimos que el proyecto de ley había pasado! Cuando los espectadores se levantaron para irse, nosotras nos mantuvimos sentadas para tomar con calma lo que acababa de suceder. Cuando por fin nos levantamos, se sentía como que el suelo se movía, estando sentadas por horas, sentía que estaba en un sueño y lo que vimos no ocurrió.
Cuando de regreso a Las Vegas llegamos al aeropuerto nos encontramos con un cartel que decía, “Welcome back DREAMers,” (Bienvenidos DREAMers) y banderas de los EE.UU., por nuestro amigo y estudiante indocumentado Rafael López, el senador Rubén Kihuen (que vino a darnos la bienvenida), el senador Mo Denis (que estaba en nuestro vuelo de regreso), y nuestros padres. Era el sentimiento más grande, abrazar a mi mamá y papá, y saber que el proyecto de ley pasó en el Senado, esto es algo que no solo me va a ayudar a mí, pero a mis padres también.
Estamos acercándose a aprobar en su totalidad una reforma migratoria, pero todavía necesitamos los votos de los representantes en la Cámara Baja y la firma del presidente Barack Obama, solo así será realidad la Reforma.
Días después del triunfo en el senado, en Las Vegas el Senador Harry Reid y el congresista Luis Gutiérrez mencionaron en una reunión por inmigración: necesitamos que nuestros representantes del Congreso voten en favor de una reforma migratoria con un camino para la ciudadanía.
Falta mucho por hacer
Nuestra comunidad necesita entender que el trabajo todavía no se ha terminado, estamos a medio camino. Necesitamos instar a nuestros cuatro representantes federales por Nevada, los congresistas Dina Titus, Mark Amodei, Steven Horsford, y Joe Heck, para que voten en favor de una reforma migratoria con un camino a la ciudadanía. Varios de ellos se han puesto afavor del voto, pero necesitamos a todos que voten “aye” (en favor). Por eso sigue la lucha, para que el sueño de una reforma migratoria con un camino a la ciudadanía se haga realidad.
(*) Blanca Gámez, Dreamer ex indocumentada y graduada de Ciencias Políticas por la UNLV, es activista y promotora de una Reforma Migratoria.