Por Nuestros SERVICIOS
Ella no necesita presentación. Carolina Ávila guía desde hace varios años a la comunidad chilena asentada en el valle “está en todas partes”, apuntan quienes la conocen, “tiene gasolina de avión’, resaltan otros.
Lo más notable, junto a su calidad humana, es su deseo de hacer, de ayudar, de promover, por eso no sorprende que los eventos de los chilenos por la independencia de aquel país alcancen tal magnitud, sumen a tantas personas. Muchas felicidades.
Por estos días encara problemas de salud, sin embargo su marcado optimismo, deseos de recuperarse, no decaen, desde la misma instalación hospitalaria anima a sus seguidores, los tiene al tanto de su recuperación, ofrece detalles de sus primeras caminatas luego de una operación quirúrgica, no deja de incitar, de motivar a todos. Su entereza no conoce de límites.
El tiempo no se detiene, el reloj deja atrás las horas y los días, las semanas, somos muchos los que tenemos a Carolina en nuestras oraciones, lo que contamos los minutos para verla, escucharla, juntarnos para aprender, contagiarnos de su innegable valía.
Ella no solo da a conocer y promueve la cultura, las tradiciones, las raíces chilenas, es de las que predica con su accionar, por eso se involucra en disímiles cursos y talleres, quiere siempre apropiarse de los conocimientos, saber de negocios, de pintura, se codea con escritores, impulsa a Carolyn y a Julián, sus amados hijos, quiere que lleguen (como Buzz Lightyear) al infinito y más allá.
Claro que esta mujer incansable necesita un reposo, lo prioritario es su recuperación, un descanso, cargar las baterías, tomarse un tiempo, y VOLVER, porque su familia y la comunidad la necesitan, requieren de su impronta. Y lo hará más temprano que tarde.