Por Roberto PELÁEZ
Doctora me siento mejor con la medicina que me recetó la otra vez.
-Mire, esa medicina no me va, quisiera que me la cambiara. Sabe doctora, este medicamento me va mejor que el otro; éste me da mareo, o me hincha los pies, me da sueño.
Muchas de las personas que vienen a la Clínica vienen preocupados más por las medicinas que por cambiar los hábitos que las llevaron a contraer esta o aquella enfermedad, resalta la doctora Olga Martín.
Los estudios más recientes dejan sentado que contraer algunas enfermedades depende más de malos hábitos alimentarios que de si alguno de nuestros antecesores padecieron determinada enfermedad, aseveró la doctora Olga Martín, fiel defensora de los alimentos sanos.
Directora de la ‘Clínica Unidos contra la diabetes’, va directo al grano cuando aborda el asunto de la enfermedad, mire, aprovechando que estamos en el mes de lucha contra la diabetes, lo que quiero decir es que los pacientes no se acercan para hablar de alimentos sanos, un programa de ejercicios, prefieren ingerir lo que le provocó la diabetes y cambiar el medicamento.
Es difícil romper con algunos hábitos y costumbres, comenta, pero se trata de la salud, que es lo más valioso que tenemos, entonces vale la pena hacer un esfuerzo, preguntar, informarse y poner en práctica cambios que traerán consigo mejor calidad de vida.
Las estadísticas señalan, dice, con bombillo rojo, que el número de personas afectadas por la diabetes crece de manera alarmante, y eso se debe sobre todo a la inactividad y la mala alimentación.
Nos damos cuenta que cada vez vienen más jóvenes afectados por la enfermedad; antes se hablaba de diabetes en personas adultas… hoy la padecen más hombres que mujeres, más adolescentes (de ambos sexos) y más niños que niñas, sostiene. Atendemos adolescentes de 12 y 13 años con diabetes.
Es triste como profesional, acota, como médico, ser humano, atender a tantas personas interesadas en tal o más cual medicamento, en si le va bien o mal, sin hablar para nada de qué comen, que es mejor comer, que cambios van a realizar, los ejercicios… prefieren comer lo que les produce la diabetes.
Entonces la alimentación pesa más que la genética.
Lo de la genética, responde, es algo tabú, muchos médicos preguntan, en el caso que nos ocupa, por padres, abuelos, casi de manera mecánica; el exceso de grasa, el vivir para comer, los refrescos azucarados, todo eso atenta contra nuestra salud, y lo que es peor, no somos receptivos, no prestamos atención, no preguntamos, no nos informamos. Es bueno aclarar que ninguna medicina remplaza una buena alimentación, afirma. Una buena alimentación es la mejor medicina preventiva, agrega categórica.
No nos engañamos, enfatiza, lo vemos a diario, las personas prefieren ir al médico, estar en el hospital, pasar por una intervención quirúrgica, estar bajo medicamentos recetados, antes que hacer cambios en su alimentación, apuestan por las comidas que le trajeron o provocaron la enfermedad.
Entonces, qué sugiere para desayunar.
Huevo, un pedacito de queso, una ración de pescado (salmón), una fruta, una taza de café… todo ello es mejor que una tortilla que no aporta absolutamente nada.
¿Y leche? Desde los cuatro años se puede prescindir de ella, el ser humano pierde la capacidad de asimilarla.
¿Y en el almuerzo?
Sopa, carne, preferiblemente de pollo o pescado, verduras en abundancia, papa (no fritas).
Entonces los refrescos azucarados, los dulces…
Los puede desterrar, si quiere comer algo dulce ahí están las frutas, tienen azúcar, pero también vitaminas y minerales que son necesarios; nada de soda, es preocupante ver a tantos padres dando soda a sus hijos, es mil veces preferible el agua, una bebida natural.
En el colectivo profesional que labora en “Clínica unidos contra la diabetes’, hay médicos cubanos, jóvenes con buena información, asevera la entrevistada, muy preocupados, atentos.
Franklin Cala, Gelvis Concepción, Isis Ruiz y Erlie Rodríguez, se graduaron en Medicina General Integral, estuvieron en Venezuela; forman un pequeño grupo de galenos que coincide al señalar: lo primero es proveer salud, enseñar a la gente, explicarle qué debe y qué no debe hacer por su bien.
Nuestro mayor deseo es que la gente tome conciencia, coma sano, apueste por su salud, dice a modo de despedida la doctora Martín.
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