Juguetes, ropa y comida desde el valle de Las Vegas a Sonora, México

Por Roberto PELÁEZ

Cuando este viernes 29 tenga en sus manos las páginas del semanario El Mundo, una representación de la comunidad hispana del valle de Las Vegas estará llegando a Santa Ana, Sonora, México, para entregar obsequios a los menores en ocasión del Día de los Niños.

La salvadoreña Xenia Gómez, asentada desde hace 20 años en Las Vegas, tiene experiencia, ‘vive’ el hermoso gesto por más de una década.

No sólo llevamos juguetes, advirtió a El Mundo, también ayudamos a familias necesitadas con cereal, harina, arroz, azúcar, pastas y otros artículos o productos de primera necesidad, resaltó, incluida ropa.

Sobre los juguetes, explicó, informamos a la gente de la etapa en que nos encargaríamos de juntarlos, ya acopiados los clasificamos por edades, desde los destinados a niños que estudian en kinder, hasta los adolescentes, y debemos decir que tuvimos una buena respuesta, entre juguetes, comida y ropa, lo que más juntamos fueron los dos primeros... se trata de una ayuda que siempre viene bien, un aporte considerable, acopiamos hasta ayer jueves, recibimos muchas llamadas, la gente, acotó, siempre responde por los niños, es bonito, muy humano.

Durante la plática se pudo conocer que la salida hacia Sonora, México, tuvo lugar el jueves en horas de la noche, pues planeamos, dijo Xenia, conducir por nueve horas, sin descanso, y entregar los juguetes el viernes, en una escuela, ya que el Día de los Niños (30 de abril) cae sábado y no hay clases, entonces lo mejor es entregarlos el viernes, sostuvo.

La principal protagonista del gesto remarcó que lo lleva a cabo desde hace unos 10 años, y a Sonora voy con mi carga de juguetes hace cinco años, en esta oportunidad acompañada de Jackie Sosa y Héctor Sánchez, dos personas también muy ligadas al quehacer de la comunidad hispana, amantes de ayudar, prestas siempre a tender la mano, a colaborar.

A una pregunta sobre lo que significa, la entrevistada expresó: la experiencia de ver los ojitos de un niño con un juguete en las manitas, su sonrisa, la alegría, es algo que queda para siempre, deja una satisfacción muy dentro y eso nos llena, es un alimento para el espíritu tener la posibilidad de regalar, de obsequiar a quien tiene menos, más aún si esa persona es un niño que corresponde con un beso o un abrazo... eso no se olvida.

Nosotros, Jackie, Héctor, una servidora, sólo somos la cara que ven los niños, pero explicamos que con los juguetes, la ropa, la comida, va el sentimiento de muchas personas que con esta ayuda alimenta los sueños por un futuro mejor para todos, sentenció.

 

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