Familias Unidas en Acción: Gana relevancia evento madre e hijas

Por Roberto PELÁEZ

Como su nombre lo indica Familias Unidas en Acción (FUA), la organización que encabeza Amanda Salazar, apenas se da tiempo para el descanso y trata de involucrarse en diferentes eventos comunitarios que devienen en actividades familiares que cada vez ganan más seguidores.

A las clases de dibujo, explicó Salazar, le siguieron la celebración del ‘Día hawaiano’, juegos no electrónicos, el evento nombrado “compra sin dinero”, en que muchas personas de escasos recursos obtienen ropa a cambio de tickets (no utilizan el dinero), lo más importante para nosotros es que las familias se involucren, resaltó la entrevistada.

Recordamos que en la mayoría de nuestras actividades los padres no pueden dejar a sus hijos en la sede del evento e irse para recogerlos más tarde, no, se trata de participar juntos, aprender uno al lado del otro, disfrutar como familias, enfatizó.

Para los miembros de FUA uno de los eventos que más favorece el estrechamiento del vínculo familiar sobre todo entre madres e hijas, es el efectuado recientemente y que lleva ese mismo nombre: madre e hijas, señaló Salazar.

Se me ocurrió, dijo, porque la vorágine de la vida, del trabajo, las exigencias estudiantiles, junto a otras tareas del hogar y fuera de éste, diversos intereses, muchas veces traen consigo una especie de distanciamiento, tal vez involuntario, entre madres e hijas, es una relación que puede tornarse un tanto conflictiva... la aspiración de nuestro grupo es favorecer que estrechen los lazos, platiquen como amigas.

No podemos perder de vista, significó la entrevistada, que una relación es la de la madre y su hija pequeña, una niña, y otra es la de la madre y su hija cuando es adulta, cada relación es diferente, varía por muchos aspectos, pero FUA se empeña y está a favor de una relación fluida, respetuosa, sobre la base de la consideración, el respeto, el cariño, pretendemos que puedan sostener una plática amena sobre temas o asuntos variados, precisó.

Tampoco ignoramos, abundó, que hay una especie de proceso: de niña adoramos a mamá, en la pubertad y la adolescencia tenemos fricciones, tirantez, y de adultas pues entendemos a mamá, la valoramos; no podemos poner a un lado lo que significa la crianza, el tener a otra persona bajo el mismo techo, su formación y la responsabilidad.

Comenzamos con unas pocas madres e hijas, algunas de la misma familia, amigas, vecinas, pero el evento prende, ya viene un número considerable, y eso nos alegra, dice Salazar sonriente.

 

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