En masiva cruzada exigen jóvenes más restricciones para comprar un arma

Por Roberto PELÁEZ

En pocos minutos Stephen Paddock puso fin a la vida de 58 personas e hirió a centenares.

En menos de siete minutos Nikolás Cruz apretó el gatillo y envió a la muerte a 14 estudiantes, ex compañeros suyos, y a tres adultos.

Cuántas veces hemos escuchado noticias parecidas...

En escuelas, iglesias, centros comerciales... los acontecimientos, de una u otra manera se repiten, llevan luto y dolor a las familias. Lo trastocan todo, marcan la vida de amigos, compañeros, supervivientes. Y la comunidad, aun dolida, no se cruza de brazos, sabe que es el momento de reclamar, de exigir, de protestar... sencillamente de defender lo más preciado. Es ahora o dejar pasar. 

Siempre que tiene lugar un suceso de este tipo, las alarmas se prenden, se estremece la comunidad, afloran los recuerdos... acaso hay algo más peligroso que un hombre loco, estresado, enfermo, con un arma en la mano, deseoso de sembrar el pánico. 

La denominada ‘Marcha por nuestras vidas’ exige poner fin a acciones tan trágicas como absurdas y condenables. Como era de esperar los participantes hicieron sentir su fuerza, su pujanza, el evento alcanzó ribetes nacionales, y los jóvenes de Las Vegas dijeron presente.

Cerca del 50 por ciento de las pistolas, revolvers, rifles de todo el mundo, son propiedad privada, y en ese sentido Estados Unidos muestra un liderazgo que nadie duda ni pone en tela de juicio, por el contrario, tener un arma es algo que ampara la Segunda Enmienda de la Constitución, ello, sin embargo, no es un obstáculo para que se organicen marchas, protestas, se enarbolen carteles y pancartas. Las acciones violentas, en cualquier escenario, las muertes, los heridos, el panico, están a la orden del día.

La “Marcha por nuestras vidas” también hace gala del derecho que le asiste a quienes participan en ella para dejar sentado que hay que hacer algo, y ese algo tiene que ver con nuestras vidas, lo puede cambiar todo y para bien, comentó a El Mundo Andrés Olmedo, uno de los cientos de participantes en la protesta efectuada recientemente en Las Vegas y que inició en el Smith Center.

Nadie tiene derecho a poner fin a la vida de otra persona, y se habla de enfermos con armas, de estresados, de llevar la edad permitida para comprar armas de 18 a 21 años, incluso se ve tal decisión como la que va a salvar a todos, prosiguió Olmedo, mientras los políticos se limitan a lamentar, a decir que oran, acompañan los sentimientos de los familiares de las víctimas, se conduelen, pero hasta cuándo se van a pasar este problema de una mano a la otra como si fuera una papa caliente, acotó. 

 

Queremos más restricciones, que no sea tan fácil comprar armas, insistió mientras elevaba sobre su cabeza un cartel en que podía leerse:  ‘No guns’. Sentimos el mismo dolor que los estudiantes de la escuela de FL (Marjory Stoneman Douglas), y no somos solos nosotros, apuntó, en todas partes se unen políticos, personalidades, maestros y familiares de estudiantes, esto de las matanzas nos afecta a todos, significó.

 

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