En el Thomas & Mack, justo reconocimiento a alrededor de mil 500 estudiantes hispanos

Por Roberto PELÁEZ

La edición 32 del Baccalaureate, que reconoce a estudiantes hispanos del valle, se efectuó el pasado domingo 26 de mayo, y estuvo signada por la alegría, el entusiasmo de alrededor de mil 500 alumnos del valle, y el orgullo de familiares, amigos y maestros; la actividad tuvo como principal organizadora a la Asociación de Educadores Hispanos de Nevada (HEAN, por sus siglas en inglés).

Nos satisface y enorgullece reconocer a profesores destacados, premiar su desvelo, entrega y profesionalismo, su marcado empeño por dotar a los estudiantes de los conocimientos para hoy y mañana; junto a ello nos permite mirar al futuro confiados en que cada año es mayor la cifra de estudiantes que tras vencer los estudios de preparatoria consigue abrirse paso a las universidades, afirmó emocionada Nancy Álamo en nombre de HEAN.

Thomas & Mack acogió el domingo 26 la edición más reciente del Baccalaureate, con alrededor de mil 500 jóvenes en el rol de protagonistas y el graderí colmado por padres, tíos, abuelos, los primos, los amigos, vecinos, todos ellos presa de un sano orgullo, de ahí las flores, los ositos de peluche, los abrazos interminables. Qué alegría. Y la alta dosis de entusiasmo y optimismo que caracteriza a los jóvenes... es el principio o la continuidad de un sueño, el sueño largamente acariciado por los padres que se hace realidad.

Fue la ocasión propicia para reconocer también la entrega y dedicación de profesores del valle, en esta oportunidad fueron distinguidos David García, (Del Sol Academy); Averill Kelley (West Preparatory Academy) y Juliana Urtubey, de la Crestwood Elementary School, quienes recibieron una impresionante ovación.

Los oradores coincidieron al reconocer el esfuerzo de los jóvenes, muchos de ellos, dijeron, tuvieron que enfrentarse a la barrera del idioma, lo que exigió una dosis mayor de sacrificio, sin embargo pudo más el empeño, resaltaron. Y las palabras de agradecimiento no se hicieron esperar, el merecido agradecimiento a los maestros y profesores, a esas personas que en gran medida contribuyen a formar al hombre y la mujer de mañana.

Un momento especial, como ocurre cada año, fue el dedicado a llamar a los estudiantes por sus países de origen, y al mencionar a México, fue como si sacudieran los cimientos de la conocida instalación, y es que la comunidad mexicana es ampliamente mayoritaria en el valle, son muchos también los que deciden estudiar. Merecido aplauso para los jóvenes mexicanos, para los hispanos.

Con los ojos empañados por las lágrimas Jennifer Rojas abrazaba una y otra vez a la que llamó ‘su pequeña’, es mi hija mayor, señaló, y volvieron a fundirse en un abrazo; estoy muy contenta por ella, dijo emocionada,  aquí está toda mi familia, mis hermanos, sus esposas, mis hijos varones... y a las 6 de la tarde nos vamos a cenar, hay que celebrarlo, yo no pude, pero mi hija Rosa sí, exclamó. Ojalá su abuela hubiera podido verla, añadió.

La recién graduada, por su parte, apenas pudo decir algunas palabras, la abrazaban una y otra vez, la felicitaban, y apenas apuntó para los lectores del semanario El Mundo: le dedicó mi graduación a mi mamá, a mis profesores, a toda mi familia que hoy vino a apoyarme, a mis amigas... quiero seguir estudiando e ir al Colegio del Sur de Nevada (CSN) de la Cheyenne.

El valle cobra una alegría inusitada, corren días de graduaciones, de fiestas, de honores, de premios al esfuerzo y la constancia, globos y presentes. Todos muy merecidos. Está en juego el mañana y la comunidad hispana mira confiada al futuro.

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