Por Roberto PELÁEZ
Desde la época del presidente Ronald Reagan es una tradición celebrar entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre el denominado Mes de la Herencia Hispana.
Eso, se ha dicho y escrito antes, es una manera de reconocer la contribución, el sobresaliente aporte de los hispanos a este gran país, además de coincidir con las fechas en que se celebra la independencia de varias naciones.
Eddie Ramos, líder de los uruapenses, no se anda con ‘paños tibios’ cuando apunta: “bienvenido el ‘Mes de la Herencia Hispana’, que ya casi está en sus últimas semanas, y en esta oportunidad coincide con un año de elecciones, lo que es un llamado a actuar con responsabilidad, a la altura que se espera de los hispanos.
“Uno puede estar a favor de un partido o de otro, es su derecho, con eso no hay problemas, de un candidato o del otro, lo que no debe pasar es que a nosotros (los migrantes hispanos) nos separe, nos distancie la posición política.
“Dejamos lo nuestro atrás, prosigue, nos unimos en marchas, talleres, eventos para distribuir alimentos, ayudar a los más necesitados, celebrar las fiestas patria, recibir a visitantes (sean políticos o no), entonces considero que no es precisamente lo más correcto que nos distancien, hasta llegar a enemistarnos por este o aquel candidato... eso, creo, no debe ser, los políticos pasan”, afirma.
El jalisciense Manuel Huerta es de los que opina que el ‘Mes de la Herencia Hispana’ también es un excelente marco para unir aun más a la comunidad hispana. “Compartimos las fiestas patria, de México, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Chile, este año de manera singular por el COVID-19, pero basta entrar a las redes sociales para ver como insultamos a quien no es de nuestro partido o no apoya al candidato de preferencia, y ese no es el mejor camino.
“Personalmente, dice Huerta, el proceder es ver qué candidato nos escucha, tiene en cuenta nuestros problemas, lo que nos afecta a nosotros, a los nuestros, no sólo en asuntos migratorios, también de salud, los impuestos, la educación -y los préstamos estudiantiles-, el racismo, la violencia, el medio ambiente, y luego votar por quien creemos que lo puede hacer mejor... es así de sencillo, no es motivo para fricciones entre amistades”.
Según Laura Hernández, de Guatemala, “el problema entre migrantes hispanos pasa por la educación, el estar desinformado; cuesta trabajo entender, apunta, cómo se puede ir a votar y no sabemos a cuánto asciende la deuda de los Estados Unidos y cómo se va a pagar, me pregunto si quién quede como presidente considera afectar la economía familiar para ir saldando la deuda.
“Mi esposo, abunda Hernández, es cubano, y asegura que las medidas contra la isla (reducir servicios diplomáticos, suspender los viajes, las remesas, que los estadounidenses no puedan ir a los hoteles, no puedan comprar ron, tabacos, que no haya intercambio cultural, de educación, deportes, sancionar al que negocie con Cuba), no afecta a la dirigencia de ese país, quien sufre las carencias es el pueblo, la familia de él y de tantas personas, ahora, si quieren asfixiar y que la gente se tire para la calle, exija cambios en el gobierno, eso puede traer disturbios, hechos violentos, y no creo que en el siglo XXI alguien quiera eso”.
El cubano Andrés Gutiérrez opina “las sanciones son porque en Cuba se acepte más de un partido, no se castigue a la gente por pensar diferente, uno pueda tener un negocio y prosperar... por la cercanía geográfica, los vínculos culturales e histórico, Cuba (subdesarrollado, pequeño) y Estados Unidos (la súper potencia) debían ser grandes amigos, tener buenas relaciones”.
Hispanos y el debate
En medio del ‘Mes de la Herencia Hispana’, el primer debate entre candidatos a la presidencia de Estados Unidos, también trae controversia entre los hispanos.
Para Ramos ninguno de los dos ganó, “ni Trump ni Biden le dijeron a los ciudadanos debes votar por mi o reelegirme porque voy a hacer esto, se interrumpieron e insultaron, el moderador apenas pudo hacer su trabajo, fue muy difícil”.
La boliviana Patricia Arce subraya: “lo que debemos hacer es informar, promover y cuidar nuestras costumbres y tradiciones, nuestra cultura, transmitirla a las nuevas generaciones, y resulta que a veces hasta entre los mismos connacionales hay contradicciones, enemistades, eso no favorece en nada... debemos trabajar en función de la unidad”.