Por Roberto PELÁEZ
Juan Rómulo es por estos días, asegura, una de las personas más felices, desde el pasado domingo 10 tiene junto a él a sus padres, “es un regalo de Dios, agrega, hace unos años esto que vivo era difícil hasta de imaginarlo.
“En abril del 2018 tuve a mi madre por unos días en casa, resalta, y en esta oportunidad pues pudieron venir los dos como parte del programa que permite a los padres de más de 65 años venir a ver a sus hijos, recibir además una visa válida por 10 años”.
Rómulo y sus padres, son oriundos del estado mexicano de Hidalgo, “hacía 14 años no veía a mi papá, él está grande, tiene 89 años... es un orgullo tremendo tenerlos por estos días, que conozcan a mis hijos.
“Mi mamá y mi papá, comenta el entrevistado, no soñaron ni poner un pie en los Estados Unidos, y mire usted: es el segundo viaje de ella en menos de un año, y él está aquí por primera vez”.
El entrevistado hace varios años lideró a los hidalguenses asentados en el valle agrupados en la Federación Hidalguense de Nevada, y aprovecha la oportunidad para agradecer a quienes le siguieron con tal responsabilidad Salomé Hernández y Fernando Serrano, “también al gobierno del estado, este programa nos permite vivir algo indescriptible, muy emocionante y humano... puedo decir que existen los milagros”, sostiene.
Rufino Ramírez, quien presenció el domingo 10 el encuentro de los 25 visitantes procedentes de Hidalgo con sus familiares de Las Vegas, comentó para los lectores de El Mundo: “Es algo hermoso, creo que quienes estamos separados de nuestras familias valoramos con más exactitud el momento, tenemos una idea de lo que viven padres e hijos con este encuentro, y claro, los nietos que no conocían a sus abuelos, es muy lindo, y algunas personas en el Elegant Banquet Hall, donde los recibieron, no pudieron evitar las lágrimas”.
Serrano, por su parte, acota que para la materialización del encuentro (segundo de los hidalguenses), se efectuaron antes varias reuniones de preparación, y después “cuando estaba próxima la fecha, pues nos pusimos para la organización, el local, el transporte para recogerlos en el aeropuerto, el encuentro con los familiares, informaciones de último momento... recibimos a 25 padres, vinieron por 23 días, y la visa por 10 años les facilita otras visitas; nos propusimos que todo quedara bonito, con música, comida, y mucha emoción”.
Rómulo se alisa el cabello, no puede evitar que los ojos se le humedezcan, y acota: “a pesar de los años sin vernos, no dejé de hablarle a mis hijos del amor a quienes nos dieron vida, a la familia, del respeto a las personas mayores, de lo que significa la unión por la sangre; quiero decir que ya pensamos en un tercer encuentro, quiero disfrutar a mis padres al máximo, todo lo que pueda, darles todo mi cariño.
“Ellos, mis padres, que ya están grandes, no soñaron nunca venir a Estados Unidos, visitarnos, pero como puede ver ya es una realidad, y estoy muy orgulloso, agradecido, en una palabra, feliz”, reitera.