Por Roberto PELÁEZ
El joven Miguel Díaz sabe adversidades, sin embargo su fuerte es literalmente crecerse, sacudirse el polvo del camino y seguir adelante. Lo aprendió desde temprano. A los tres años comenzó a tomar lecciones de violín en Mérida, Venezuela.
“Es lo que llaman kinder musical, explica, luego pasé al contrabajo, ya a los siete años, bajo las indicaciones del profesor Edgar López, siempre lo recuerdo, hoy hace 10 años estoy ligado a este instrumento (grande), cada vez me enamoro más de él, aunque da mucho trabajo trasladarlo en el carro”, apunta sonriente.
Junto a sus padres Pedro y Adriana, su hermano Jesús, Miguel llegó a Las Vegas en el 2022... el primer choque, la primera dificultad, fue (es), la de de todos los inmigrantes: el idioma. “El inglés, incorporarme a una escuela, y en mediod e todo ver si podía reencontrarme con el contrabajo”.
Entonces el entrevistado sorprendió a todos, apeló a su fuerza de voluntad, al interés por aprender el idioma inglés, buscó a los maestros de música de la escuela, la pasión por la música, el arte, tomaron un segundo aire.
“Le preguntamos a los maestros, todos coincidían en que Miguel hacía un gran esfuerzo, las materias, el idioma, el contrabajo, ‘pero él avanza por día’ (nos dijeron) y salió adelante”.
Hoy el venezolano, de 17 años, pertenece a la Orquesta Sinfónica de Green Valley High School, a la Young Artists Orchestra of Las Vegas (YAO), a la banda de Jazz de Green Valley... es que él sencillamente se multiplica.
“Para mí fue un orgullo, dice, formar parte de la Orquesta de Honor del Distrito Escolar y de la Banda de Jazz, del CCSD; recientemente audicioné para la Orquesta Sinfónica Juvenil de Nevada y aprobé, quiere decir que voy poco a poco”, comenta, y vuelve a sonreír.
En mayo del 2025 Miguel termina sus estudios de high school, “ahora, dice, quiero analizar con mi consejero cuáles son las opciones, me gustaría mucho ir a la universidad, estudiar alguna especialidad ligada al arte, diseñar para el cine, pintar, seguir con la música, para mí es lo prioritario, abrirme paso apoyado en los estudios, aprender todo lo posible.
“Agradezco mucho, remarca, a mis padres, mis familiares, los maestros que han puesto énfasis en que asimile los conocimientos, a las personas que con sus palabras de aliento me motivan a seguir adelante, a hacerme de las herramientas necesarias... por el momento no hay descanso”, advierte.