El silbante William Ávalos: Para un árbitro es imprescindible superarse

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Por Roberto PELÁEZ

Un árbitro, del deporte que sea, más aún de futbol, debe tener como prioridad la superación, empeñarse cada día en hacer las cosas mejor sobre la cancha, mostrar autoridad, sin ‘robarle’ el protagonismo a los jugadores, comentó a El Mundo el silbante William Ávalos, quien desde hace casi 20 años lleva las riendas de numerosos partidos en el valle.

Oriundo de El Salvador, afirmó que ya a los 4 años entraba a la cancha a “tratar de patear el balón… pero con muchos deseos”, abundó. Estuve en activo hasta los 30, puedo decir sin faltarle a la verdad que mi vida es el futbol, pero ya con tres décadas a cuesta, me percato que para seguir ligado al futbol mejor pasaba un curso de árbitro, o sea, no me apartaba de mi mundo, sostuvo.

Sí, responde a una pregunta de El Mundo, leo mucho sobre reglas, veo cinco o más partidos de futbol del más alto nivel, evalúo las actuaciones de los árbitros, me fijo en todo lo que hacen, eso sin dudas aporta mucho, además están los cursos… tengo licencia, la obtuve en este mismo estado. En mi opinión la liga inglesa es la que tiene un arbitraje más exigente, es una verdadera escuela, expresó, allí le conceden mucha importancia al desempeño arbitral.

Cuando veo o me percato de alguna fricción entre  futbolistas, los llamo, a veces a solas, otras junto con los capitanes de los dos equipos, y les remarco: ustedes vinieron a jugar futbol, dejan la agresividad fuera, dedíquense a lo que saben hacer, hay público, familiares mirándolos, y como árbitro no puedo dejar que esto vaya a los extremos… se dan las manos y seguimos. Luego se disculpan, te felicitan por el trabajo, y ese es el orgullo de un árbitro, puntualizó.

Un árbitro, añadió, tiene que hacer valer su autoridad, aquí están mis armas, el silbato y las tarjetas, además me auxilio en mis compañeros de los laterales y por supuesto en mi criterio, destacó, un árbitro sin criterio es mejor que se dedique a otra cosa. Fíjese, prosiguió, si usted se equivoca, pita una acción a favor de uno de los dos equipos, luego se percata y si trata de ‘emparejar’ se equivoca dos veces, es injusto con los dos, cuando lo que se impone es ser más preciso, estar más cerca de la jugada, en el mejor ángulo.

Otro aspecto a tener en cuenta, subrayó, es que cada partido el árbitro debe trabajarlo como si fuera la final, para el silbante todos los partidos son importantes, le quiero decir que no porque sea una final un encuentro es más relevante (para el árbitro) que uno de la clasificatoria, donde uno de los rivales se busca el pase.

 

En mi opinión el árbitro que quiera ganarse el respeto de directivos, técnicos, jugadores y el público, no puede descuidar su superación; el reconocimiento viene después como le dije, cuando los propios futbolistas te felicitan, o cuando directivos y técnicos votan por uno para el partido decisivo, eso a veces no aparece escrito en ningún lugar, pero es un premio al trabajo, a la entrega, a la voluntad de superarse y ser mejor cada día, destacó.

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