El perenne ejemplo de una guerrera, no está físicamente... pero vive

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Por Roberto PELÁEZ

Madre, tu legado no es solo el eco  de tus palabras, sino el latido eterno de tu amor.

“No tuve la posibilidad de salir adelante con los estudios, pero insistí siempre en que te superaras, aprendieras”.

“Te enseñé a entregarte y ayudar a la comunidad, a no rendirte nunca”.

La formidable guerrera que fue -es- la guatemalteca Rosalía Cruz Pérez vive en cada una de las frases que dijo a su hija Maggy Mora, esa magnífica amiga de la comunidad, ganadora de múltiples premios, sobre todo la medalla de la calidad humana.

Lamentablemente Cruz Pérez no está físicamente, sin embargo sus palabras, su ejemplo, cobran una vigencia considerable.

“Vino a los Estados Unidos a los 18 años, rememora Maggy, deseosa de trabajar y ayudar, ella fue madre y padre, desde pequeña me enseñó a ser humilde y fuerte al mismo tiempo, servicial... aunque tenía poco iba hasta el estacionamiento de Home Depot a llevar comida a los jornaleros, entendía que ellos tenían menos”.

Pese a tener escasos estudios, la madre de Maggy predicaba con el ejemplo, no solo con su hija, sus nietos (Karina y Sebastián), también con Thalía (bisnieta), daba amor a todos, comprensión “ella, apunta Maggy, persistía en la importancia de la educación, de servir a los demás, de cerrar filas con la comunidad, con un elevado concepto de la justicia, de lo relevante de dar amor, por eso vive en mis recuerdos. ¡No está conmigo, pero puedo sentir su amor, es una especie de guía invisible que está en cada rincón!

“Fue admirable su capacidad de dar, de entregarse toda, de luchar, apunta su hija, y cuando le faltaron fuerzas, entonces aconsejaba, enseñaba el camino a seguir...  los problemas de salud la aquejaban sin embargo tenía lo suficiente para dar la milla extra. Cómo olvidar todo lo bueno que hizo por nosotros”.

Nada puede ocupar el espacio que llenaba, como lo iluminaba todo con su sonrisa, su gesto amable, sus caricias.

“Ella, donde esté, resalta Maggy, sigue siendo mi guía, mi inspiración, el retrato de una guerrera amorosa, así la recuerdo, de mis lágrimas saco fuerzas para continuar, no la decepcionaré nunca, eso se consigue poniendo en práctica sus enseñanzas”.

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