“¡Mexicanos!, ¡Viva la Independencia Nacional!, ¡Vivan los héroes que nos dieron Patria y Libertad!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva Allende!, ¡Viva la Corregidora!, ¡Viva Aldama!, ¡Viva Guerrero!”
La voz del cónsul mexicano Julián Escutia lo inunda todo en medio del silencio de la gente en el Liberty Park (2250 Las Vegas Boulevard, en North Las Vegas). La banderas en sus manos se agita, crece, convoca.
Es el inmortal Grito de Dolores en su aniversario 212, aquel hermoso y viril gesto con que inició la guerra por la independencia mexicana, entonces los recuerdos y la entereza se dan las manos. Un pueblo, un país, despiertan, los protagonistas de aquella epopeya están conscientes de que la lucha armada es el camino a seguir para la libertad.
Se mantiene viva la tradición, cada 15 de septiembre centenares, miles de personas -en su mayoría oriundos del vecino país- se dan cita con la historia, con los héroes.
Hoy es otro el escenario, se impone estudiar, trabajar, dar lo mejor, inculcar buenos principios a los hijos... ése y no otro es el mejor homenaje y no admite demora.
Los ojos del diplomático Escutia, del profesor Isaac Barrón, de la mujer que tengo a mi lado adquieren un brillo distinto, el corazón se acelera y enchina la piel. El glorioso Grito (antes y ahora) convoca a estar en la primera fila, donde se juntan los mejores hijos.
