Este domingo 25, si la comunidad se lo propone firmemente -como debe ser-, debe marcar un giro en lo que respecta a la violencia doméstica. Como algunos leen o entienden a su conveniencia, vale explicar que el giro no es que de ahora en adelante las mujeres le peguen a los hombres... Noooo.
Como quiera que la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró el 25 de noviembre Día de la Eliminación de la Violencia Doméstica, de eso se trata, de eliminarla, de desterrar de una vez por toda esta fea y denigrante acción que es la violencia doméstica.
Qué bueno sería unir fuerzas, la comunidad, los agentes del orden, las organizaciones, los familiares, vecinos, para alzar la voz y recordar a la sociedad la gravedad de la violencia de género.
Claro, se pueden reunir todas las fuerzas, si no se llaman a la reflexión, si no se preocupan y ocupan los abusadores y sus víctimas, sin dudas se puede lograr muy poco.
Esta fecha del 25 de noviembre tiene como su más cara aspiración hacer reflexionar a todos en las diferentes formas en las que se manifiesta este tipo de violencia contra las mujeres del mundo entero, así como en la impunidad de los autores en muchos de los casos y en los sistemas de prevención y actuación...
Bien lo dijo Wendy Losada, una activa defensora de las víctimas, esto de la violencia doméstica, su erradicación, es una batalla que compete a todos, nadie debe contemplarla y permanecer indiferente.
El principal objetivo de este día es sensibilizar a la población de uno de los problemas a los que se enfrentan miles, millones de mujeres y niñas todos los días. Y no debe, no tiene que ser así.
Contemplar o conocer del abuso y permanecer de brazos cruzados, es también una manera de ser cómplice, de ponerse al lado del abusador. Eso tampoco debe ser.
Una buena pregunta es: ¿repara el abusador o su cómplice que en se mismo momento pueden estar golpeando, abusando de su mamá, de su esposa, de su hija, de su hermana?
Sería conveniente escuchar las respuestas y por ahí, por ese camino, comenzar a ‘sembrar’ la semilla de la concientización, sin esta última será en extremo difícil mandar bien lejos, para siempre, la violencia doméstica, y el hecho mismo de convivir con un abusador.
Este domingo, no el de la otra semana, ni 2 o el 9 el de diciembre, éste, el 25 de noviembre, convoca a mirarse por dentro y actuar contra la violencia de género. Un vistazo a las estadísticas sirve, entre otras cosas, para avergonzar a cualquier persona digna: Al menos dos millones de mujeres y niñas, según la ONU, son traficadas cada año para someterlas a la prostitución, esclavitud o servidumbre.
A nivel mundial, resaltan las estadísticas, una de cada tres mujeres será objeto de violencia física o sexual en algún momento de su vida, en formas que van desde la violación y la violencia doméstica hasta la intimidación y el acoso en el trabajo y en internet.
Este domingo es un día propicio para realizar múltiples actividades encaminadas a que las mujeres aprendan a poder desarrollarse por sí mismas sin que nadie (NADIE) pueda ejercer ningún tipo de violencia sobre ellas.
