De Portugal a LV... Casi nueve décadas y la hermosa pasión por la pintura

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Por Rafael ROMERO

Alda Amelia Figueira, a sus 87 años, reconoce que las lecciones de pintura que toma le reportan una dosis significativa de alegría y emoción “me dan tranquilidad, dice, ahora quiero perfeccionar, pintar cada vez mejor”, afirma.

Oriunda de Portugal, desde hace nueve años reside en Las Vegas, y a los 84 comenzó a tomar clases con  la reconocida pintora local Ángeles Freire, la misma que ha impartido lecciones a muchas perosnas del valle.

“Comencé a pintar piedras y a regalarlas a cualquier persona que me encontraba, pero luego se sumé al grupo de la maestra Ángeles, ella tiene mucha paciencia, me gusta su método de enseñar, he aprendido, soy otra desde que estoy con ella”, comenta.

“Estoy muy emocionada, apunta, me distraigo, encuentro tranquilidad, y ya le digo, lo que más quiero es mejorar cada día, perfeccionar todo lo posible.

“En las clases encuentro una especie de oasis, la maestra, mis compañeros, deseo que vean sus sueños y aspiraciones hechos realidad; me alegra tener una maestra inteligente, que trata muy bien a sus alumnos, tiene experiencia y se nota su amor por el arte, eso me gusta, es una de las cosas que me anima a venir a las sesiones de clases”, asegura.

Hay muchas personas con talento para pintar, escribir, para la música, la danza, el teatro, solo que no lo saben o no le brindan a sus ‘inclinaciones’ o vocación el interés que exige para materializar sus sueños.

Elda Figueira no lo piensa dos veces para sugerirle a esas personas “nunca es tarde, siempre se puede aprender, si les gusta algo tan hermoso como la pintura, pueden acercarse a la maestra Ángeles, a su taller, con un poco de disciplina van a aprender pronto, se van a sorprender al poco tiempo haciendo algo muy bonito con sus manos, ver lo que pintaste brinda una sensación especial, única, que vale la pena experimentar”, advierte entusiasmada mientras muestra un pequeño pañuelo con su firma. Es sencillamente hermoso.

Antes de despedirnos, la entrevistada asevera: “a estas alturas, con mis años, reconozco que encontrar a mi maestra es un regalo, estoy contenta con ella, trato de aprender”.

 

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