Por Roberto PELÁEZ
“Si tuviéramos la posibilidad de extender un cheque a cada nevadense con el objetivo de que se queden en casa y detener la propagación, lo haría, pero no podemos”, afirmó recientemente el gobernador Steve Sisolak.
Acto seguido el gobernador manifestó su desacuerdo con el reporte del Grupo de Trabajo COVID de la Casa Blanca que sugería que los gobiernos estatales y locales no hacen lo suficiente para detener al COVID-19... “los estados no pueden hacer más sin asistencia financiera federal”, ripostó.
Por otro lado dejó claro que dado los números recientes del Coronavirus en Nevada (más de 190 mil casos y una cifra superior a los dos mil 500 fallecidos, se impone mantener las restricciones de salud”, además, dijo, extendemos la moratoria de desalojo hasta el 31 de marzo para inquilinos que no pueden pagar la renta.
“Reconozco el impacto económico de la moratoria de desalojo en los propietarios, pero debemos entender que los desalojos obligan a muchas personas a vivir hacinadas; les pido a los propietarios que se sacrifiquen una vez más.
“Para las personas desalojadas es muy difícil quedarse en casa, salen a la calle a buscar trabajo, un techo para sus familias, y propagan, contagian, sencillamente no tienen otras opciones”, insistió el gobernador.
Como se ha informado la moratoria emitida antes por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) expira a finales del presente mes.
Sisolak hizo énfasis en defender su decisión de no poner en vigor otro cierre estatal como sucedió meses atrás “un segundo cierre sin apoyo adicional sería sumamente complejo”, puntualizó.
Y argumentó: “un economista estatal reflexionó que un regreso a las restricciones completas, quedarse en casa sin los ahorros y asistencia de que dispuso antes Nevada nos pondría en una situación tan mala, o peor, que durante la llamada Gran Depresión”.
Las actuales restricciones -en vigor desde el pasado noviembre- precisan que la ocupación en restaurantes, casinos, bares, gimnasios, y otros lugares de reunión como bibliotecas, museos, boliches y acuarios se mantiene limitada al 25 por ciento de la capacidad; los comedor tienen la obligación de requerir reservaciones, además, tener bien claro que no se pueden sentar juntas a más de cuatro personas en una mesa.
Dichas restricciones contemplan o exigen que los nevadenses usen las mascarillas correctamente en todo momento cuando estén cerca de alguien que no sea parte de su hogar, en el interior o al aire libre y si asisten a una reunión pública o privada.
Sisolak se refirió a restricciones más drásticas si la situación del Coronavirus empeora en el estado, y no escatimó para solicitar a los nevadenses que hagan lo que les corresponde a fin de evitar la propagación y el contagio.
“Quiero ser lo más claro, lo más preciso posible, dijo, si funcionarios y expertos coinciden en que nuestras tendencias van más allá de nuestra capacidad de respuesta, me veré en la obligación de estar al frente de todos ustedes con acciones más duras”, resaltó, y añadió: “Considero que podemos evitar estas acciones si todos nos comprometemos, si cumplimos las indicaciones”.
El gobernador hizo referencia a la llegada de las vacunas Pfizer, y reiteró que se ha elaborado un plan para la distribución inmediata, comenzando por los trabajadores que ofrecen atención médica en la primera línea.
“No tenemos la menor duda, agregó, de que nuestros hospitales sienten cada vez más una mayor tensión, provocada por el aumento de pacientes aquejados por el Covid-19, y a esa tensión no son ajenos nuestros trabajadores de la salud, quienes necesitan ayuda y comprensión”, destacó Sisolak.
Finalizan programas relacionados con el ‘desempleo’, entre los que puede mencionarse la ‘Asistencia por Desempleo Pandémico’, y Sisolak no es ajeno a ello. “Debo decirles, señaló el gobernador, que por la noche se me va el sueño, pienso que en la primavera, cuando la indicación era quedarse en casa, perdimos un cuarto de millón de trabajos en apenas tres meses”, concluyó.
