Por Roberto PELÁEZ
Medio mundo ha recorrido -de la mano de sus excelentes fotos- la mujer que tengo delante, oriunda de Chile, con más de 35 años en los EE.UU, los últimos seis en Las Vegas.
Amanda Unzueta es una artista consumada, por ella hablan sus miles de fotografías y exposiciones en muchos países de Asia, Europa, Latinoamérica y Estados Unidos.
“Salí de Chile muy joven, recuerda, poco después del golpe de estado de 1973 (que tantos muertos dejó en mi país), por invitación de una amiga establecida en Los Ángeles, donde contaba con un estudio fotográfico, ahí comencé a trabajar, primero promocionando, pero poco después me vi en la calle con la cámara, el paraguas y lo necesario para tomar fotos... fue algo de lo que me enamoré”.
Menciona a los cantautores Víctor Jara e Initi Illimani y sus ojos se humedecen, “aún escucho la canción de Pablo Milanés dedicada a Santiago de Chile y me estremezco, los ataques al palacio de La Moneda, a la Universidad, nos marcaron para siempre”, comenta.
Volvemos a su quehacer fotográfico “tomé muchas imágenes en barrios difíciles de Los Ángeles, expresa, había varias pandillas, primero con pocas instrucciones, pero ‘devoré’ muchos libros relacionados con el mundo de las fotos, la iluminación, los ángulos, la importancia de los accesorios, las poses, fui mejorando, creciendo.
“Tomé a mi hija, posteriormente a mis nietos como modelos, comencé a maquillar a jóvenes quinceañeras, mirar por su atuendo, realmente nos iba muy bien”, advierte.
“Llegué a tener cuatro camarógrafos subordinados a mí, explica, tenía que multiplicarme, mirar que todo saliera bien, todo ello sin dejar de estudiar, por ejemplo, la cultura mexicana.
“Hago mi primera exposición con 50 fotos (tamaño 8 por 10 pulgadas) relacionadas específicamente con la gastronomía mexicana, la religión, la cultura de ese hermoso país, luego paso a la medida 16 por 20.
“Fui a la primera en montar una expo en el Consulado de México en Los Ángeles, guardo hermosos recuerdos de aquel momento, después tomó fotos de la arquitectura de Zacatecas, unas 30, de noche, preciosas, ilustrativas, para muchos impresionantes; a la expo en Zacatecas asistió mucha gente de pueblo, mis fotos estuvieron allí un mes”, resalta emocionada.
Advierte que le gustaría mucho exponer aquí. La esperanza es lo último que se pierde.