Claude Cevasco, el chef que un día padeció hambre

Por Rafael ROMERO

Claude Cevasco tiene buena memoria y mejores sentimientos. Nunca olvida aquella tarde en Francia, en que un chef le ofrece un sandwich tras ‘descubrir’ en sus ojos el hambre y el frío... era un niño y vi el cielo abierto; es difícil, dice, que me haya comido un sandwich con tanto apetito, con tantas ansias como aquel, sin dudas sazonado con hambre, recuerda y sonríe.

Aquella acción me marca, destaca, veo a un hombre delante de mi, con un gorro blanco enorme, y comienzo a acariciar el sueño de ser como él, cocinar ricos platos y lo mejor, estar siempre presto para dar de comer a los necesitados, es una acción en extremo noble, compartir con quienes tienen menos, sobre todo si son niños, y la vida me premia al darme la posibilidad, desde hace años, de cocinar para pequeños y sus familias; resido en Las Vegas desde finales del siglo pasado, por los noventa y tanto, agrega.

Desde el 2009 oficiales de Southeast Area Command, obsequian cenas a familias de pocos recursos, y Kerry Ruesch, uno de los que lidera la acción, al referirse a Cevasco, apunta: poder contar con el chef para una actividad de este tipo es una garantía, él siempre está dispuesto, da las indicaciones precisas, inspira confianza no solo porque sabemos que va a esmerarse en cada uno de los platos, de los postres,  también por la amabilidad y disposición, subraya Ruesch... y eso nos gusta de él.

Sí, afirma categórico, tengo mucha experiencia, desde hace ya unos 15 años soy chef, claro, antes cocino, observo, y esta es una profesión tan linda que nunca se acaba de estudiar, de probar, dice el entrevistado sonriente, me gusta elaborar platos con turkey, hornear, utilizar jamón, hacer lasagna, emplear el queso, explica, no siento predilección por un plato determinado, pero si puedo advertir que para que cualquiera de ellos quede bien, hay que agregrarle aunque sea una pizca de amor... eso es fundamental, asegura.

Cuando se acercan estas fechas sé que los oficiales de la Policía se van a acercar para organizar la actividad de agasajo a familias pobres, y me gusta tomar esa responsabilidad, aunque ya tengo alumnos muy preparados y hasta mi sustituto, pero me agrada atender esta cena, interesarme por el trabajo, ir de mesa en mesa y platicar qué plato gusta más, sugerir dulces y diferentes tipos de panes... el mejor regalo es la sonrisa de las familias, veo en sus ojos la satisfacción cuando quedan complacidas, expresa. Sabe, comenta, vienen muchas familias hispanas... Veo personas de diferentes nacionalidades, y complacerlas también es una prueba.

Habla de sustituto... ¿se va a jubilar?

No, este es un trabajo que me apasiona, del que estoy muy enamorado, pero ya tengo en Las Vegas 20 años, mi padre está muy enfermo en España, y quiero estar con él. Sin embargo voy a estar muy atento a la cena que brindan los oficiales por el Día de acción de Gracias... es algo de lo que no puedo desligarme, asegura.

 

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