Ballet Folklórico Izel, junto a la comunidad por casi dos décadas

Por Roberto PELÁEZ

Román Lizaola, oriundo de Tijuana, disfruta lo que hace. Pese a que han transcurrido 18 años -celebrados por todo lo alto-, no olvida ni por un instante aquel día del 2006 en que fundó Ballet Folklórico Izel. “Fuimos ocho personas deseosas de bailar”, resalta entusiasmado,

No sorprende que el experimentado maestro y bailarín se refiera con sano orgullo a los casi 20 años en que la compañía ha estado junto a la comunidad, son innumerables las actividades en que han tomado parte, se ha ganado a fuerza de dedicación y entrega el aplauso, la admiración de todos.

“Está lejos en el tiempo aquel momento en que cuatro parejas decidimos hacer realidad los sueños y fundar este grupo, hoy de los fundadores quedo yo, pero han llegado muchos otros, es como una escuela”, advierte.

Ballet Folklórico Izel a lo largo de 18 años se ha multiplicado, son casi un centenar, “tenemos infantiles, juveniles, de base, adultos y principiantes, quiere decir que esta familia ha crecido, hemos formado a varias generaciones”, resalta Lizaola, cuyo apellido está firmemente ligado a la cultura a lo largo y ancho de México.

Miles de personas conocen, han disfrutado las actuaciones, el virtuosismo, el talento de los bailarines de la agrupación.

Año con año, gracias al tesonero esfuerzo, la compañía ha labrado un camino de éxito y trabajo, de entrega, profesionalismo, hasta convertirse en un orgullo de la comunidad hispana del valle.

También han paseado su maestría por escenarios de por California y Utah, junto por supuesto a Nevada. Los aplausos no se han hecho esperar. Se los han ganado a pulso, por derecho propio. Ballet Folklórico Izel es de los imprescindibles en la cultura del valle, ha aportado al arte de manera significativa. Ante la compañía es menester quitarse el sombrero.

El fundador tiene los pies sobre la tierra, no pierde el piso, y de manera gentil agradece a los padres por su sacrificio, el apoyo, a los bailarines, los amigos, a quienes se encargan del vestuario, a la comunidad que los premia con aplausos. También el apoyo que le ha brindado incondicionalmente su familia, la comprensión, las palabras de aliento, tienen para el director un valor especial, un significado de reconocida valía.

“A lo largo de estos años, explica Lizaola, hemos tratado de dejar una huella, mostrar al público por intermedio del ballet folklórico, la cultura, el vestuario de cada rincón de México, considero que también de alguna manera transmitimos el arte de esos lugares, lo que distingue a su gente, a los territorios, se lo mostramos al público, hemos sido cuidadosos con ese aspecto, lo más respetuosos posible, y eso es digno de tenerse en cuenta. mantenemos esa línea de trabajo ya por casi 20 años, se dice fácil, sin embargo exige un esfuerzo loable”.

Está claro que no se podría platicar del Ballet Folklórico Izel sin mencionar a su fundador, al hombre que le he echado las ganas, ha puesto todas sus fuerzas en función del desarrollo de la compañía.

La calidad probada, reconocida más de una vez, premiada, resulta para el entrevistado y sus compañeros, quienes integran la referida escuela, una especie de compromiso, por eso el desvelo en los ensayos, las sesiones interminables de acondicionamiento, el trabajo que se materializa, el estar presto para corresponder a las invitaciones que reciben, a veces locales, otras más allá de los límites de Nevada. Eso también tiene que ver con el sólido prestigio de que goza Ballet Folklórico Izel.

No hay la menor duda de que representan un orgullo para la comunidad hispana, el estado, es el justo premio a la entrega y la dedicación, a la perseverancia, el afán por el perfeccionismo, el cuidar con celo los detalles, esa ha sido la fórmula del éxito... trabajo y más trabajo, con una alta dosis de amor. 

Felicidades por este nuevo aniversario, vendrán muchos más, para regocijo de la cultura y la gente. Agradecidos por su entrega.

 

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