Por Roberto PELÁEZ
Por más de 30 años se honra y reconoce a los estudiantes hispanos más sobresalientes del valle en el evento denominado Baccalaureate, que tiene como principal organizadora a la Asociación de Educadores Hispanos de Nevada (HEAN, por sus siglas en inglés), y trae consigo la felicidad que reporta ver más de mil 300 rostros alegres, deseosos de seguir adelante y conquistar nuevos lauros.
El Thomas & Mack acogió el domingo 27 la edición más reciente del Baccalaureate, como protagonista una cifra por encima de mil 300 estudiantes hispanos que se graduaron de preparatoria, y en el repleto graderío los padres, los tíos, los abuelos, los primos, los amigos, todos ellos presa de un sano orgullo, de ahí las flores, los ositos de peluche, los abrazos interminables. Qué alegría. Y la alta dosis de entusiasmo y optimismo que caracteriza a los jóvenes... ante ellos se abre un mundo de posibilidades. Es el principio o la continuidad de un sueño, el sueño largamente acariciado por los padres hecho realidad.
Nos llena de orgullo reconocer a profesores destacados, premiar su desvelo, entrega y profesionalismo, su empeño por dotar a los estudiantes de las herramientas para hoy y mañana; junto a ello ver con inusitada confianza en el futuro que cada año es mayor la cifra de alumnos hispanos que consigue graduarse, vencer los estudios de preparatoria, y consigue abrirse paso a las universidades, significó visiblemente emocionada Nancy Álamo en nombre de HEAN.
Los oradores reconocieron el esfuerzo de los jóvenes, muchos de los cuales tuvieron que enfrentarse a la barrera del idioma, y ello exigió una dosis mayor de sacrificio, pero pudo más el empeño, coincidieron. Y las palabras de agradecimiento no se hicieron esperar, el merecido agradecimiento a los maestros y profesores, a esas personas que en gran medida contribuyen a formar al hombre y la mujer de mañana.
Un momento especial, como ocurre cada año, fue el dedicado a llamar a los estudiantes por sus países de origen, y al mencionar a México, nadie lo duda, se estremecen los cimientos de la conocida instalación, y es que la comunidad mexicana es ampliamente mayoritaria en el valle, y son muchos también los que deciden estudiar, entonces ven premiados sus esfuerzos. Merecido aplauso para los jóvenes mexicanos, para los hispanos.
Con los ojos empañados por las lágrimas Pausides abrazaba una y otra vez a su hija Jennifer Lisset, estoy muy contento por ella, dijo él, por su mamá, y porque aquí está toda mi familia, mis hermanos, sus esposas, sus hijos, qué más puedo pedir... de aquí nos vamos a cenar, hay que celebrarlo, resaltó; se imagina, ver a mi hija graduada con honores, esto es lo máximo, subrayó.
La recién graduada, por su parte, apenas articuló algunas palabras, la abrazaban una y otra vez, la felicitaban, y apenas atinó a decir, le dedicó mi graduación a mis padres, a mis profesores, a toda mi familia que hoy vino a apoyarme, a verme en este momento tan especial.
El valle cobra una alegría inusitada, corren días de graduaciones, de fiestas, de honores, de premios al esfuerzo y la constancia. Está en juego el futuro y la comunidad hispana no se cruza de brazos.