“No podemos imaginar el dolor que les embarga, que experimentan las familias en Uvalde, en Texas; la pérdida de estas vidas inocentes está más allá de la comprensión. Estamos horrorizados, rogamos que sus almas descansen en paz”, significó Carolyn Goodman, alcaldesa de la ciudad de Las Vegas, al referirse al terrible asesinato de 19 niños y dos adultos que tuvo lugar en Uvalde, Texas.
El lamentable suceso, que tuvo lugar el pasado martes 24, ha conmocionado al país (incluso mandatarios extranjeros se han solidarizado con los familiares de las víctimas), y el presidente Joe Biden indicó que se colocara la bandera a media asta en las instituciones gubernamentales, en muestra de dolor.
Con el rostro compungido, Gregg Abbott, gobernador de Texas, informó que 19 niños y dos adultos fueron asesinados a tiros en la escuela primaria Robb; el tirador también murió, informó Abbott en rueda de prensa. El gobernador y líderes estatales enviaron sus condolencias a familiares y amigos de las víctimas y personas afectadas por el mortal tiroteo.
Mientras la gente en Texas y en todo el país se estremece, emite notas de dolor en medios de prensa y en las redes sociales, los políticos y los miembros de la comunidad en Nevada reaccionaron ante el lamentable suceso.
El gobernador Steve Sisolak tuvo a bien exteriorizar su solidaridad con los familiares de las víctimas y aseguró que reza por los familiares. “Nadie debe pasar por un dolor semejante”, resaltó.
Representantes del Condado Clark dejaron sentado que “esto es horrible, nuestros corazones están rotos cuando escuchamos de otro tiroteo masivo, este en una escuela primaria en Uvalde, en Texas”.
Miembros de grupos locales cuya razón de ser es exigir una educación de calidad y propiciar que los padres se acerquen a las escuelas, estrechen sus vínculos con los maestros, dejaron saber su preocupación sobre un tema medular: cómo platicar con nuestros hijos ante una acción irracional, lamentable, y crear un entorno seguro.
La comunidad del valle ha enfrentado varias acciones violentas en centros docentes, pero no han alcanzado la magnitud de lo acaecido en Uvalde.