‘Festival del Renacimiento’: La ‘máquina del tiempo’ en el Sunset Park

Por Roberto PELÁEZ

Nos vamos al ‘Festival del Renacimiento’, coinciden Vanessa, Mali y Alex, que es como decir ‘la máquina del tiempo’, volver atrás muchos años, y divertirnos, prosiguen.

El sábado 12 muchas personas se dan cita en el Sunset Park para abordar la mencionada ‘máquina del tiempo’ y ver cómo visten los abuelos de los abuelos, qué hacen, cómo emplean el tiempo libre. Aunque aquí no vale aquello de recordar es volver a vivir, por la distancia en el tiempo... ¿o si? 

‘Feria del Renacimiento’, o ‘Festival Medieval’, que de cualquier forma se entiende, es exactamente eso, un regreso al pasado y diversión de lo lindo, un apartarse de la rutina para pasarla en grande y no arrepentirse, subrayan las jóvenes. 

Mari Jepson y un grupo de mujeres, enfundadas en trajes o vestidos idoneos para ejecutar ‘belly dance’, hacen las delicias de muchos con sus sensuales evoluciones. Eso hay que practicarlo mucho, años, comenta Mali.

Tras dejar a todos boquiabiertos, Jepson baila con dos espadas, incluso coloca una de ellas sobre su cabeza y prosigue su danza con una facilidad pasmosa, como si llevara... un sombrero. Brillante. Los presentes aplauden.

El esperado evento reune a mucha gente, y vale apuntar que todos quedan complacidos. Vikingos, orfebres en plena faena rodeados de espadas, puñales, dagas, cascos, escudos, por un lado, por otro un grupo de personas puede apreciar de primera mano -por aquello de que nadie me lo cuente- el arte de la cetrería, con halcón y todo; más allá una embarcación. 

El ‘Festival... ‘ es sin dudas una vuelta al pasado, a lo que habíamos visto antes en el cine y en los libros. 

Damas con vestidos amplios que arrastran, eso sí, muy elegantes, de esos que vemos en las películas de época... quién habló de escote o de siquiera mostrar los tobillos. Disfraces de varios personajes de Juegos de Tronos. La joven con un traje de guerrera, como el personaje de Arya, atrae la atención. 

Los caballeros no quieren quedarse a la zaga,  visten ropa de muchos colores, cinturones anchos, con hebillas enormes, botas de cuero claveteadas, guantes, cota de malla que cubre la cabeza y los hombros, espadas, lanzas, y tarros o cuernos para beber... estamos de vuelta al siglo XII o XIII; por acá un caballero con una capa de piel sobre los hombros, y más cerca su majestad el rey con rostro de buena gente. De la protección de cada uno de los caballeros se encarga un escudo grande, en forma de lágrima, a veces cruzado por varias rayas, o adornado por un dragón. 

Esta es la primera vez que vengo y ya quiero volver, voy a traer a mi hijo que prefirió irse a jugan futbol, comenta el hombre enfundado en traje de Luis XIII mientras se acerca al lago donde unos patos meten la cabeza en el agua y luego se sacuden. Sonríe y pide a sus pequeñas hijas que tomen fotos. Miren de lo que se pierde Rodrigo, comenta. 

Hay casas de campaña por todas partes, es que estamos en medio de un paisaje medieval; el herrero responde algunas preguntas... él viene todos los años, explica uno de los espectadores. Eh, y aquel hombre tan alto, varias personas miran hacia donde indica el joven. Es uno de los participantes que pasea montado en un ¡camello!

Comienza a caer la tarde del sábado 12, Jepson está rodeada de jovencitas que le hacen mil preguntas; la gente se acerca a sus respectivos vehículos, es hora de ir hacia delante en la ‘máquina del tiempo’, detrás queda una jornada para el recuerdo y el deseo inmenso de regresar.

 

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